viernes, 7 de noviembre de 2014

LA DAMA DE HIERRO

En la década de los 80 del pasado siglo, una mujer marcó los destinos de Gran Bretaña, desde que, contra pronóstico, llegó al puesto de primera ministra el 4 de mayo de 1979.
Hija de una familia de clase media, cuyo padre regentaba dos tiendas de comestibles, Margaret vivió los bombardeos alemanes sobre suelo británico siendo una jovencita y más adelante, llegó a Oxford para estudiar química, estudios de los que se graduaría con honores.
Siempre se sintió atraída por la política y también tuvo claro que su partido era el conservador, donde a pesar de las dificultades que representaban sus orígenes humildes y su condición de mujer, fue haciéndose un hueco hasta llegar a ser elegida miembro de parlamento, posteriormente ministra de educación en el gobierno de Edward Heath, hasta liderar el partido y ser elegida primera ministra por dos veces.
En un mundo de hombres, Tatcher fue la primera mujer en llegar a ese puesto en una democracia tan importante como es la británica, así que, cuestiones ideológicas aparte, su figura fue todo un símbolo para algunas de las personas de su sexo que trataban de abrirse camino en un mundo en el que los prejuicios no eran latentes, sino reales.


La película está enfocada a modo de recuerdos que la protagonista tiene, desde su condición de anciana que está perdiendo la memoria, así que a base de flashbacks, ella va reviviendo algunos episodios de su vida pretérita que marcan los momentos más llamativos de su biografía: La guerra mundial, la tienda de su padre, la consecución de una plaza en Oxford, el inicio de sus actividades políticas, su matrimonio, las elecciones al parlamento, su llegada a la cima política, con las dificultades del terrorismo irlandés, la guerra de las Malvinas, etc.
El film despacha los momentos más importantes (y también los más controvertidos) de su vida pública a base de unas pocas escenas e imágenes de archivo e invierte mucho más tiempo en retratarnos la intimidad de esta mujer que lo fue todo en uno de los países más poderosos de la tierra.
El film es un tanto desigual desde el momento en el que le da mucha más importancia a este aspecto que podríamos llamar íntimo, pues aunque es cierto que no renuncia a retratarnos los episodios controvertidos de su mandato, lo hace desde el recuerdo de una anciana enferma y que se nos presenta entrañable, con lo cual quedan desvirtuadas algunas de sus decisiones más polémicas.


Con un estimable acompañamiento musical de Thomas Newman, la película que no es nada del otro mundo y, como queda dicho, nos presenta a una anciana que despierta casi el cariño, cuando todos sabemos que esta mujer fue mucho más que eso para bien y para mal. Con unos cuantos toques de humor muy british que nos hacen sonreír (a mí al menos), la película es, sobre todo Meryl Streep y su magnífico trabajo ¿hay algo que no pueda hacer esta mujer? No desmerecen en nada, para mi gusto, tanto Jim Broadbent en su papel de Denis Thatcher (gran trabajo el suyo), como Alexandra Roach que da vida a Margaret en su juventud, pero claro, ambos, como casi todo lo demás del film, queda a la sombra de la protagonista.




6 comentarios:

  1. A mí me gustó bastante, sobre todo porque Meryl Streep está increíble.

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    1. Y la peli, no está mal, a pesar de lo que se diga, sobre todo si uno conoce la historia y no se queda con la fachada.

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  2. No la he visto Trecce ni creo que la veré, por lo que tú cuentas ya que no se trata de una gran película, y lo segundo porque esta menda me caía mal.Aunque la actriz protagonista sea toda una estrella.

    Saludos.

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  3. Dejando a un lado la película, la Dama de Hierro era todo un carácter, que bailaba el agua a cualquiera. Actualmente estamos necesitando a alguien así al frente del Gobierno, que pusiera orden y que todos supieran a qué atenerse. Ni Rajoy, ni nadie de los que actualmente pueden llegar a ocupar ese puesto, vale para enfrentarse a la cruda realidad que padecemos. Así que no es de extrañar que nos toree Mas y otros por el estilo.

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    1. La personalidad arrolladora de esta mujer, es innegable. Su valentía para abrirse camino en un mundo de hombres, también.
      Pero su memoria y lo que ahora se dice de ella en algunos cenáculos, me recuerda un poco a nuestro Adolfo Suárez, se olvida que quedó arrinconada incluso por su propio partido que la veía como un problema, más que como una solución y que las segundas elecciones las ganó gracias al fervor patriótico que desató la Guerra de las Malvinas, pues las tenía más que perdidas.

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