EN UN LUGAR SOLITARIO

Dixon Steele (Humphrey Bogart) es un guionista con un peculiar carácter, violento y cínico. Es, además, el principal sospechoso del brutal asesinato de una chica, Mildred Atkinson (Martha Stewart), cuyo cadaver fue arrojado desde un automóvil y que fue vista en su casa unas horas antes, pues Steel le había pedido que le contara el argumento de un libro sobre el que va a trabajar en su próximo guión. Dados los polémicos antecedentes de Dixon, un hombre vehemente y con un amplio historial de agresiones a sus espaldas, la policía no le quita el ojo de encima. La principal coartada de Steele es una enigmática vecina, Laurel Gray (Gloria Grahame), a la que no conocía de antes y con la que entablará, a partir de ese momento, una relación que se volverá cada vez más complicada.

¿Cine negro? Bueno, ya hemos hablado de estas cosas antes, tiene una cierta envoltura, sobre todo en la primera mitad del film, pero en realidad es un drama, ya que lo que centra la preocupación del director es el retrato psicológico de los personajes y muy principalmente el del protagonista, un espléndido Bogart que interpreta, una vez más, su eterno papel, el del tipo duro y egoísta, pero en este film llevado al extremo, pues hay películas en las que acaba saliendo ese lado tierno o delicado, si se quiere, que acaba reconciliándonos con su personaje. Aquí, la empatía del espectador con Dixon Steele, es imposible, no se deja, su caracter le puede y, como dice su representante, o le tomas, o le dejas, él es así.

El realizador, Nicholas Ray, a base de cuidar los detalles, nos trae algunos momentos de intriga, haciéndonos dudar de la inocencia de Steele y otros maravillosos instantes de romanticismo, con un par de escenas inolvidables. Una de ellas, con ambos protagonistas en la cocina, mientras él prepara el desayuno y habla de cómo se debería rodar una escena romántica que se salga de lo convencional, algo que, mientras tanto, ellos dos están haciendo y otra, cuando nos detalla, a través de primeros planos, alternados con planos generales, las conficencias que se hace la parejita, entre sonrisas cómplices, mientras asisten aldedor del piano a la actuación de una cantante de color que interpreta la melodía que da título al film.

Muchos momentos, tiene la peli, sin duda, con una Gloria Grahame tan atractiva, misteriosa, seductora y todo lo que queramos añadir, como nunca la he visto en otros films, hasta el punto de que uno entiende perfectamente que el personaje de Bogart pierda la cabeza por ella.

Unos decorados muy bonitos, alguno de los secundarios (el agente de Dixon, el actor borrachín...) entrañables y muy bien interpretados y algunas de esas frases que quedan en el recuerdo (Nací cuando ella me besó, morí cuando me abandonó, viví el tiempo que me amó)

Una peli en la que el drama y el suspense, con esa envoltura de cine negro que mencionaba, se mezclan con la amargura, la desesperanza y el desasosiego a través de grandes interpretaciones.