miércoles, 17 de octubre de 2018

TRES PADRINOS

Tres forajidos, Robert Hightower (John Wayne), Pedro Roca Fuerte (Pedro Armendáriz) y William "El niño de Abilene" (Harry Carey jr.), se preparan para robar un banco. Llenan sus cantimploras y una bolsa de agua en un manantial y entran en una ciudad de Arizona llamada Welcome. Se detienen en la casa de un hombre llamado Perly "Buck" Sweet (Ward Bond) donde su esposa (Mae Marsh) les prepara un poco de café La mujer les pregunta si han visto un carro en el que viajan su sobrina y su marido, desde Nueva Jerusalén, a lo que responden que no los han visto. Mientras Buck se pone el chaleco, ven que lleva una insignia de sheriff y abandonan la casa cautelosamente para seguir con sus planes de asaltar el banco. Consumado el atraco, se escapan con el dinero, pero cuando están a punto de irse de la ciudad, los oficiales del sheriff salen corriendo de la oficina y les disparan. Aunque consiguen escapar, William resulta herido en un hombro, su caballo muerto y la bolsa de agua agujereada por una bala. Jack y sus hombres los persiguen por el desierto. Con solo el agua de sus cantimploras, vagan en busca de una de las torres de agua que el ferrocarril tiene por el desierto de Mojave, pero Buck ha ideado un plan. Toma el tren con sus hombres y deja a algunos de sus oficiales en cada torre de la zona para intentar capturarlos.
Nueva versión de la película muda The Three Godfathers (1916), protagonizada por Harry Carey, el viejo amigo de Ford. Cuando Carey murió en 1947, Ford decidió rehacer la historia en Technicolor y dedicar la película a su memoria. El hijo de Carey, Harry Carey Jr., interpreta a uno de los tres protagonistas.


Un tema que era muy querido para Ford, el de estos forajidos que se autoredimen mediante una buena acción y que, con otras connotaciones, ya había tratado en Tres hombres malos.
Estamos ante un argumento que si te lo cuentan te puede hacer sentir vergüenza ajena, algo como una versión antigua de "Tres solteros y un biberón".
Pero mira tú por donde, esta especie de sandez, cae en manos de un maestro y Jhon Ford se saca de la chistera la historia de los tres Reyes Magos, en plan western y, hombre, no voy a decir que nos regale una obra de arte, pero casi.
Tras un comienzo típico de película del oeste y cuando uno piensa que va a ver una película con una persecución interminable a través del desierto, el argumento da un giro y se nos presenta una comedia con algunos momentos divertidos e ingeniosos, en el que nos damos cuenta además de que los tres hombres duros, son unos panolis a los que todo les sale mal.
Apoyado en unas buenas interpretaciones de Wayne, al que Ford había "descubierto" como actor que sabe interpretar en Río Rojo y un Pedro Armendáriz que está a la altura de cualquiera de las grandes estrellas del momento, la película nos ofrece algunos momentos realmente brillantes. Recuerdo, por ejemplo, la tormenta de arena, que ríanse ustedes de momentos épicos, aquí te parece que te está entrando la arena en los pulmones y acabas agotado después de ver la larga secuencia. O el momento divertidísimo en que están leyendo el manual para el cuidado del niño y ven que en caso de no tener aceite corporal a mano, se le puede dar grasa y Wayne unta al bebé de arriba a abajo con grasa de engrasar los ejes del carromato.
Una película curiosa, divertida y buena muestra del ingenio de Ford para sacar partido a cualquier argumento por simple o absurdo que parezca.




4 comentarios:

  1. Como bien dices, le tenía cariño a este argumento que repitió en más de una ocasión. La película es otra maravilla de Ford.

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  2. Estas eran las pelis que a mi me encantaban.

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