miércoles, 19 de septiembre de 2018

CUATRO HOMBRES Y UNA PLEGARIA

Tras una orden de traslado de un regimiento de lanceros, de su puesto en un paso de montaña en la India, se produce una revuelta  de nativos que tiene el trágico saldo de 90 muertos. El responsable de que los lanceros fueran trasladados a otro lugar y dejaran sin custodia el paso por el que penetraron los rebeldes, el Coronel Loring Leigh (C. Aubrey Smith), es licenciado del ejército con deshonor, tras un consejo de guerra que le encuentra culpable de los cargos que se le imputan. Telegrafía a sus cuatro hijos, uno estudiante en Oxford (William Henry), el segundo abogado en Londres (George Sanders), el tercero aviador y playboy (David Niven) y el último adjunto de la embajada británica en Washington (Richard Greene), a quienes convoca para explicarles su versión de lo ocurrido. Pero ocurre que el viejo Coronel es asaltado y asesinado en su propia casa, de manera que cada uno de los hermanos toman la determinación de esclarecer las misteriosas circunstancias del crimen, dos de ellos toman rumbo a la India para seguir a un misterioso coronel (Barry Fitzgerald) y otros dos a Buenos Aires, para entrevistarse con el capitán Douglas Loveland (Reginald Denny), quien supuestamente recibiera la polémica orden. Mientras avanzan en sus investigaciones, empiezan a descubrir la verdad oculta y perturbadora sobre la muerte de su padre, en la que todo apunta a un complot urdido por un traficante de armas.
El guión se basa en una obra original de David Garth, publicada en forma de serial en la revista "Hearst's International-Cosmopolitan" (1936-1937).


El propio Ford decía sobre esta película: "Sencillamente no me gustaba el argumento ni nada, de modo que era un trabajo que hacer. Les tomé un poco el pelo."
Lo que ocurre es que hay algunos momentos en los que se le va la mano absolutamente. Por ejemplo, pretende hacer una escena en tono de comedia cuando acribillan a los revolucionarios en la escalera y le sale algo bastante deleznable, al menos moralmente; igual que cuando trata el asunto de la venta de armas como un simple negocio, de hecho el argumento que utiliza el empresario norteamericano es que la gente no escarmienta y quieren matarse entre sí y que si él no les vende las armas, otro lo hará, por lo cual prefiere que el dinero acabe en sus bolsillos. Supongo que algo así deben pensar los narcotraficantes para autojustificarse. Aunque es cierto que, en este caso, lo compensa algo con la crítica que hace a eso tan americano de llevarse las guerras lejos de su suelo.
Sin embargo sí que le sale una buena escena de humor negro con el fusilamiento del General Torres (J. Edward Bromberg), en un estilo que me ha recordado algunas escenas del posterior cine de Woody Allen.
Interesante el papel de Loretta Young, con un personaje atolondrado, una joven hija de papá, pero que demuestra ser una mujer independiente y que llegado el caso, sabe tomar decisiones propias aunque pongan en peligro su comodidad material.
Por lo demás, a pesar del argumento de fondo y de los muertos, incluído el padre de los protagonistas, parece como si estos, se tomaran a broma todo el film, quizá Ford les contagió ese espíritu de tomadura de pelo.
Hay una escena, aquella en la que el General Torres visita el almacén donde los rebeldes preparan sus armas, cuyos diálogos están, en buena parte, en castellano en la versión original.
Al margen de otras consideraciones, llama la atención la calidad del elenco de actores que intervienen.




4 comentarios:

  1. Creo que a pesar de los años que han pasado ya; me parece una película bastante aceptable. Siempre me gustó en especial los trabajos de David Niven.

    Salud Trecce.

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    1. Gran actor, sin duda. Aquí hace un papel muy divertido de playboy.

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  2. Que tal Trecce!
    Esta del maestro Ford no la he visto (su filmografia es bastante extensa) pero tomo nota.
    Saludos!

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