miércoles, 26 de septiembre de 2018

CORAZONES INDOMABLES

Gilbert Martin (Henry Fonda) y Magdalena «Lana» Borst (Claudette Colbert) se casan y empiezan una nueva vida en común. Ella deja su maravillosa casa de Albany, donde disfrutaba de todo tipo de comodidades, para ir a vivir a la granja de su marido en un territorio peligroso donde viven los indios Mohawk.
A Lana le cuesta mucho adaptarse a la vida de la granja, tanto por el trabajo como por las personas que le rodean. Incluso se asusta del mejor amigo de su marido, el indio Blue Back (jefe John Big Tree). Pero, con el tiempo, el matrimonio consigue adaptarse a su nueva realidad y ser un equipo a la hora de trabajar.
Estamos a principios de la Guerra de la Independencia Norteamericana (1775-1783), cuando las trece colonias británicas asentadas en Norteamérica (Virginia, Nueva York, Nueva Jersey, Massachussetts, Nueva Hampshire, Delaware, Georgia, Maryland, Connecticut, Rhode Island, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Pennsylvania) que poseían autonomía a través de un gobierno local, terminaron por desvincularse del dominio del rey Jorge III, que había decidido gravar las actividades económicas de los colonos con insostenibles cargas fiscales. El largometraje comienza por narrar los días anteriores a la revolución, cuando un agente británico, Caldwell (John Carradine), recorre con una tribu de indios mohawk varios asentamientos de colonos, arrasando las casas, los sembrados y los ganados y matando a cuantos se ponen a su alcance. El incendio de su casa por los indios, empujará a Gilbert a alistarse para luchar en el conflicto, mientras Lana se encarga de crear un hogar.


El guión se basa en el best seller de Walter D. Edmonds, "Drums Along the Mohawk" y se trata de la primera película en color de Ford. Fue un gran éxito comercial, principalmente debido a sus dos estrellas, Fonda y Colbert.


En la idea de la película, figuraba una escena de una batalla, la librada por el general Nicholas Herkimer (Roger Imhof) en Oriskeny, el 16 de agosto de 1777, contra un cuerpo del ejército del general británico John Burgoyne, una de las sucesivas victorias que culminaron el 17 de octubre en Saratoga.
El caso es que el productor ejecutivo, Darryl F. Zanuck, se subía por las paredes porque Ford había agotado todos los plazos, superado el presupuesto y no había hecho preparativo alguno para la escena en cuestión, a la que se había previsto dedicar tres semanas enteritas. Acosaba a Ford cada día con telegramas y al final, este le contestó que se habían puesto al día y habían filmado la batalla esa misma mañana.
La realidad es que Ford había hablado con Henry Fonda: "Henry, tengo que rodar una escena de batalla que no me gusta. Hoy se me ha ocurrido una idea mejor. Te has estudiado el guión y tu papel, y probablemente sabes más sobre la batalla que yo. Siéntate y apóyate contra esa pared". Dirigiendo la cámara hacia Fonda, le hizo una serie de preguntas: "A ver, Henry, ¿cómo empezó la batalla? ¿Y Peter? ¿Qué le pasado a Peter? ¿Y cómo te sentiste al matar a ese hombre, después de ver morir a John?". Fonda iba respondiendo de manera improvisada, haciendo, más que un relato, un verdadero psicoanálisis de la batalla. Cuando le pareció suficiente, Ford gritó el clásico "Corten" y, más tarde, les dijo a los montadores: "Quitad las preguntas y dejad el resto como está". Una sola y larga toma, esa es la batalla que rodó Ford y que los espectadores imaginamos por medio del relato de uno de sus protagonistas en la ficción, sin necesidad de que se nos muestre una sola imagen de la misma.


La “Compañía Ford”, los actores habituales que acompañaron al director a lo largo de su filmografía, aportan divertidas escenas de la vida cotidiana de los colonos: ataviados con ropas llamativas, gorros de castor, vestidos de época, portando largos mosquetones, les vemos en las épicas escenas del asalto al fuerte por los aborígenes y, a lo largo del film, vemos como Ford, una vez más, sabe dar a los secundarios su trocito de protagonismo, bien aprovechado por ellos. El personaje del guía Blue Back (un auténtico jefe indio, Big Tree) es muy divertido y sus intervenciones glosando la vida conyugal de los jóvenes casados (Henry Fonda y Claudette Colbert) aportan momentos muy graciosos, aunque sin duda, la palma se la lleva Edna May Oliver en su sensacional interpretación de la señora Mc Klennan, la viuda de peculiar carácter que da trabajo al matrimonio protagonista cuando incendian su granja.
A pesar de estar considerada como un trabajo menor de Ford, sigue siendo una hermosa película llena de humor y humanismo, un homenaje que rinde el maestro a los fundadores de la nación, a sus esposas e hijas, que tan decisivas fueron, mujeres fuertes que, al lado de los hombres, participaban como ellos en las duras tareas del campo y no dudaban en empuñar un fusil. El film guarda un fuerte sentimiento patriótico, nada disimulado en las escenas finales.




6 comentarios:

  1. También recuerdo haberla visto hace muchos años, y que pena, que esas películas no las vuelvan a reponer. Y muy curioso las anécdotas que cuentas, entre Ford y Fonda. Tampoco sabía que fue la primera película en color del mítico director.

    Salud Trecce.

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    1. El caso es que cuando alguna televisión las repone, siguen teniendo su público.

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  2. Esas eran pelis que creaban sensación de realidad y que hacían que salieras del cine pensando en muchas de las cosas que había visto y oído.
    No sé porque ahora ya no se hace cine así.

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  3. Que tal Trecce!
    Pues diria que no la he visto, otra que me apunto. Genial y muy amena la reseña.
    Saludos!

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