Escrito básicamente pensando en las mujeres, es un libro que también puede ayudar a los hombres a comprender ciertas complejidades del sexo femenino y su manera de comportarse, casi siempre, en el desconocimiento, está la raíz de los problemas.
Betty Dodson, fue una persona muy activa durante la llamada revolución sexual, allá por los años 60 del pasado siglo, ella creyó percibir que, a pesar de los avances en cuanto a vivir las relaciones sexuales con mayor libertad, mientras los hombres parecían disfrutar sin complejos, las mujeres daba la impresión de que seguían fingiendo, al fin y al cabo algo que llevaban haciendo toda la vida.
Organiza entonces grupos de autoconciencia feminista en los que las mujeres se reunían para poner en común sus inquietudes. Vieron que a todas les costaba hablar de su sexualidad, que todas tenían miedos y vergüenza sobre su cuerpo y complejos sobre sus genitales. Pero al mismo tiempo vieron que al hablar en grupo de estas cuestiones descubrían que no estaban solas, y que lo que les parecía un problema personal era común a todas.
Este libro es fruto, por un lado, de sus experiencias con otras mujeres a través de estos talleres y, por otro, de su propia idea sobre la masturbación como método para conocer mejor el propio cuerpo y como terapia para evitar dependencias de la pareja y frustraciones cuando no se alcanzan los resultados esperados.
Dodson habla sin complejos, con un lenguaje explícito y explica algunas de sus propias experiencias.
Los trabajos de Dodson, se han convertido en clásicos y actualmente sus métodos sirven de base a algunas de la terapias que se utilizan.
Dodson no aboga por el sexo individual, sino por la utilización de la masturbación como una parte más de las relaciones sexuales, con la particularidad de que también puede llevarse a cabo cuando no se tiene pareja y que, dados los tiempos que corren, hay algo que es incontestable: es el tipo de relación sexual más seguro.
El libro está concebido principalmente como una especie de guía para conocer, sin culpa, ni vergüenza, a través de explicaciones claras, con lenguaje directo y llano, e ilustraciones de la propia autora, el placer que proporciona uno de los últimos tabúes sexuales de nuestra sociedad.
Es que hasta los años 1960 el sexo de las mujeres era algo tan tabú que los hombres desconocían mayormente sus necesidades sexuales. Y en esa época salieron unos cuantos libros, del estilo que describes, en los que salió a la luz todo lo que ellas ocultaban.
ResponderEliminarRecuerdo que fue un bombazo el libro de Shere Hite.
La publicación de una obra que consistía en algo tan en apariencia sencillo como preguntarles a las mujeres mismas “qué sienten, qué es lo que les gusta, y qué opinan del sexo” demostró que esta creencia estaba muy lejos de la realidad. El informe Hite resultó tan revolucionario que sus ecos resuenan con fuerza cuatro décadas después de su aparición.
En el mundo del sexo, las cosas empezaron a cambiar con la publicación en los años 40 y 50 de los informes de Alfred Kinsey, que estaban basados en las entrevistas realizadas a miles de personas.
EliminarSin embargo, la investigación, propiamente dicha, llegó con los trabajos del matrimonio formado por el famoso ginecólogo William Masters y la sexóloga Virginia Johnson. Master y Johnson, hubieron de enfrentarse no solo a los tabúes morales, sino también el desinterés de una comunidad científica que no consideraba el sexo como objeto de estudio.
Sus libros "La respuesta sexual humana" (1966), "Incompatibilidad sexual humana" (1970) y "El vínculo del placer" (1975), son obras fundamentales de la sexología. Por cierto, todos fueron best sellers.
El informe Hite que citas, fue un paso adelante en estas investigaciones, pues partiendo de los trabajos tanto de Kinsey, como de Master y Johnson, cuestiona una parte de sus conclusiones, pues, en algo que tiene mucho que ver con el libro que he comentado, ella comprobó que que el 70% de las mujeres no habían tenido orgasmos mediante la penetración, pero son capaces de alcanzar el orgasmo fácilmente mediante la masturbación u otras estimulaciones clitoridianas.