miércoles, 26 de julio de 2017

OLDBOY

Oh Dae-su (Min-sik Choi) es un empresario aficionado al alcohol que, el día en que su hija cumple cuatro años, es detenido y llevado a la comisaria por estar borracho.
Una vez allí no para de protestar y de hacer ridiculeces llevado por su estado, como ponerse las alas de ángel que ha comprado para su hijita, quedarse con el torso desnudo o intentar orinar en la papelera.
Su amigo No Joo-hwan (Dae-han Ji), acude en su ayuda y consigue que lo suelten. Cuando Joo-hwan está hablando por teléfono desde una cabina con la esposa y la hija de Dae-su, este es secuestrado por unos desconocidos que le encierran en una especie de cárcel privada, sin que Dae-su conozca el motivo de su detención. Encerrado en una habitación que semeja una destartalada habitación de hotel, le suministran la comida por una trampilla en la parte inferior de la puerta y de cuando en cuando, liberan en la habitación un gas tranquilizante que le adormece y cuando despierta se encuentra aseado, con la habitación colocada y el pelo cortado.
Su único contacto con el exterior es la televisión y por ella se entera de que su mujer ha sido asesinada y su hija entregada en adopción, además aparece como culpable del crimen, pues sus captores han dejado en el lugar del crimen sangre que previamente han extraído a Dae-su y un vaso con sus huellas.
Quince años después de su secuestro y sin que nadie le diga nada del por qué, es liberado y se encuentra, de buenas a primeras en la calle.


La película se basa en el manga del mismo título del guionista Garon Tsuchiya y el dibujante Nobuaki Minegishi, dos de los grandes creadores japoneses del género y tenida por una de las mejores obras del cómic mundial, con la que el film guarda algunas diferencias, entre ellas el final.


Desde el arranque del film, sabemos que estamos ante una de esas películas que se convertirán en obras de culto desde su mismo estreno, por su original idea, su ritmo, los diálogos y las sorpresas que el guión va ofreciendo al espectador hasta llegar a su inesperado y abierto final.
Con planos que homenajean o se inspiran directamente en el cómic, la narración mezcla intriga y violencia con toques de humor negro, gore y alguna de esas peleas tan típicas del cine asiático, pero muy bien resueltas y sin que resulten reiterativas.
Con secuencias llamativas, nos atrapa desde el inicio y tiene unas cuantas de las que impactan y son recordadas por el espectador. Estoy convencido que quien la vea una segunda vez descubrirá mensajes nuevos, pues no faltan los simbolismos, algunos de ellos un tanto extraños al espectador occidental.
Película interesante y atractiva, entre otras cosas porque nos saca de las rutinas del cine de Hollywood, pero también por las interpretaciones, llenas de frescura y que le dan aire de espontaneidad y por la estupenda banda sonora que incluye piezas clásicas.
A pesar de todo ello, no quiero dejar de apuntar que hay algo que, aunque se olvida o, más bien, se disculpa una vez nos hemos sumergido en el film, el eje de la película, que no es otro que la venganza, parte de una situación un tanto tramposa para el espectador, pues si la persona que se descubre a lo largo del film que es responsable del secuestro del protagonista, lo hace llevado de la venganza por la muerte de su hermana con la que mantenía relaciones incestuosas, hace recaer la culpa sbre Dae-su, por haber revelado ese secreto, lo que empuja a la hermana al suicidio. Me parece un argumento un tanto retorcido, pues al fin y al cabo, la "culpa" de que Dae-su les vea, es su poca discreción. 




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