miércoles, 8 de julio de 2015

UN MARIDO DE IDA Y VUELTA

Pepe (Fernando Fernán Gómez) y Paco (Fernando Rey), son amigos desde siempre, ambos trabajan en una aseguradora; de hecho, Pepe es el Presidente del consejo de administración y Paco el gerente. Ambos se enamoraron de la misma mujer, Leticia Romero (Emma Penella); ella prefirió a Pepe, según dice, porque tenía barba, pero no se ha olvidado nunca de Paco, ni él de ella, aunque ahora pretende a otra mujer.
Para celebrar los buenos resultados del negocio, Leticia ha organizado un baile de disfraces, ella ha elegido el de su marido, un terno de torero, pero además se ha empeñado en que Pepe se afeite la barba (¡donde se ha visto un torero con barba!), algo que a Pepe le duele en el alma y a lo que se niega de momento, sabiendo que, al final, se hará lo que diga la frívola y caprichosa Leticia.
Cuando pasea por el jardín de su casa, ya con el baile empezado, Pepe sorprende una conversación entre Paco y Leticia que le da a entender que siguen enamorados y, para colmo, cuando ve su cara sin barba, reflejada en el estanque, la impresión hace que su enfermo corazón no aguante más y muere en brazos de Paco, no sin antes arrancar a este la promesa de que no se casará con Leticia.
Por supuesto, Paco no cumple su promesa y acaba casándose con su antigua novia y viuda de su mejor amigo. El espectro de Pepe regresa a la tierra con la misma ropa que murió: vestido de torero. Después de una serie de bromas pesadas se hace visible y se queda a vivir en la casa hasta que convence a Leticia de su amor más allá de la muerte.


Basada en la obra de Enrique Jardiel Poncela, la adaptación respeta bastante fielmente el texto original, con alguna alteración que no incide especialmente en el espíritu de la obra.
Con un reparto que se me antoja acertado y una correcta ambientación, la película está bien dirigida, pero opino que no saca partido a la hilarante comedia de Jardiel, sé que depende del momento en que a uno le pille, pero a mí, quizá porque albergaba demasiadas expectativas, en algunos pasajes se me hizo hasta aburrida, pese a que algunas escenas son geniales, pero repito que me parece que no se aprovecha todo lo que ofrece el original.


Uno piensa en lo que podría haber sido esta película hecha en la época dorada de la comedia hollywoodense en manos de Wilder, con actores como Hudson, Lemmon, Doris Day y compañía, creo que incluso se nota que hay un aire lejano de estas comedias, pero no llega a la altura y es una lástima, porque escenas como la muerte de Pepe, entre disfraces, con los personajes riendo sus humoradas, están entre los momentos más hilarantes de la escena española.
La película es divertida, pero podía haberlo sido mucho más.




4 comentarios:

  1. La recuerdo, la recuerdo. Vaya pinta vestido de luces la de Fernán Gómez, jajaja.

    Abrazo Trecce.

    ResponderEliminar
  2. Sí, tienes razón : estas comedias de Jardiel hubieran sacado chispas si las hubiera llevado al cine el gran Wilder.

    ResponderEliminar