En una capital de provincia de la España de postguerra, un grupo de amigos (de amigotes, más bien), se aburre en las tristes tardes de la ciudad que pasan entre las partidas de billar en el casino, el paseo por los soportales de la calle Mayor y las visitas a las tascas y al prostíbulo. Para salir del tedio, de vez en cuando idean alguna broma, más de una vez, pesada para quien ha de soportarla.
Una de esas "ingeniosas" ideas, les lleva a urdir una malévola broma contra Isabel (Betsy Blair), una chica sencilla e inocente, que a sus 35 años, soporta con buen talante, el estigma de solterona.
Para ello, uno de los amigos, Juan (José Suárez), hará ver a Isabel que desea entablar relaciones formales con ella, como quiera que Juan es bien parecido, Isabel no duda en acceder a los deseos de su pretendiente, dejándose ver en su compañía en los paseos diarios por la ciudad, con lo que el noviazgo queda certificado. No sólo Isabel está ilusionada con su nueva situación, su madre y la criada de la casa, están emocionadas porque, al fin, "la niña" se va casar y lo hará con un guapo mozo.
Los planes de los amigos pasan por montar una pantomima en pleno baile anual del casino y, cuando la música detenga sus acordes para anunciar la próxima boda, fingir una pelea de uno de ellos con Juan acusándole de estar ya comprometido con una chica de otra ciudad, para así deshacer el compromiso con Isabel, librar a Juan del mismo y dejar a Isabel con dos palmos de narices, expuesta a la burla de sus conciudadanos.
Los títulos de crédito anuncian que el guión está basado libremente en la obra de Arniches "La señorita de Trévelez" y añado yo: y tan libremente. Como que Bardem no hace una adaptación al uso, sino una verdadera creación, al reescribir totalmente la historia que poco tiene que ver con el conservadurismo monárquico del sainetero alicantino, aunque ambos comparten un regeneracionismo que, aplicado sobre la realidad provinciana, tiene unas bases que se remontan a la novelística de Leopoldo Alas y Benito Pérez Galdós. Las transformaciones reflejan que los planteamientos del director son fruto de su sentido crítico, de una ideología que se percibe en cada fotograma, sin romper esa base común que permite la utilización de la obra de Carlos Arniches.
El guión es absolutamente original y su objetivo es la reelaboración de unos materiales que proceden de "La señorita de Trevélez", pero también de obras dispares como "Doña Rosita la soltera" de Federico García Lorca y otras del panorama literario español.
Me sonrío al leer ciertas críticas de aficionados al cine, hablando de argumento previsible y otras zarandajas que no vienen a cuento en este film, porque los objetivos de Bardem no van por ahí, aunque al espectador le pueda parecer que, en ciertos momentos, el realizador introduce un punto de duda sobre cuál va a ser la decisión final de Juan.
Realmente Bardem, comunista militante y convencido, pretende hacer una crítica social sobre la España de la época de la única manera que podía hacerse, dejando la crítica implícita, aunque tan evidente que levantó ampollas entre los censores, que de sobra sabían de qué iba aquello.
Toda la introducción del film, haciendo énfasis en que se trata de un lugar cualquiera de cualquier parte del mundo, obedece a exigencias de la propia censura que deseaba dejar claro que aquella ciudad podría ser cualquiera y no una ciudad concreta de España.
Por si alguna duda quedaba, Federico Rivas (Yves Massard), el amigo sensato de Juan, en uno de sus diálogos, cuando critica la vida que llevan en la ciudad los ociosos, habla del miedo a la verdad, de no querer ver la realidad y añade que aquella, la de esa ciudad de provincias, es la imagen verdadera de su país y no la de la Gran vía madrileña con sus luces de neón. Más claro...
La película es el retrato de una sociedad amordazada cuyos miembros más avanzados por preparación, se muestran ajenos a esa realidad que les rodea y huyen de ella a través de humillar al débil con sus bromas de mal gusto, una panda de gamberros que no sabe, ni quiere buscar caminos para cambiar la atenazadora realidad, siguiendo, por contra, las pautas que definen al cobarde: refugiarse en el grupo para llevar a cabo sus fechorías, sin dar la cara cuando llega el momento.
Muy bien fotografiada, con elegantes movimientos de cámara que subrayan el ambiente opresivo de algunos momentos del film y planos realmente brillantes, cuenta con una banda sonora del húngaro Joseph Kosma, que trabajó mucho en el cine francés, cuyo tema principal, se repite con variaciones y que resulta muy evocador.
En cuanto al plantel de actores, bien en general, con una descollante Betsy Blair, seguramente junto a su participación en "Marty", haciendo el papel de su vida.
Bien ambientada, se nota cierta diferencia con la pobreza de medios que exhiben otras películas españolas de la época.
El cine español de aquellos años oscuros, siempre contó con buenos profesionales, pero el sello de calidad lo pusieron, por encima de otros, Berlanga y Juan Antonio Bardem, así lo entendió Césareo González, el propietario de Suevia Fils, que en su pretensión de hacer alguna película que pudiera competir sin desmerecer en certámenes internacionales, saca adelante este proyecto, a pesar de todas las dificultades que tuvo.
Bardem, miembro del comité central del PCE, fue detenido, junto a otros considerados ideólogos de la asonada estudiantil del 56, acusado de conspiración. La película suspendió su rodaje, con Betsy Blair negándose a seguir rodando en tanto Bardem no fuera puesto en libertad. El film fue premiado por la crítica en el Festival de Venecia, al que acudió presentada por Francia, país con el que se había coproducido la película.
No la he visto Trecce, y si la he visto no recuerdo nada.
ResponderEliminarUn abrazo,
De lo mejorcito del cine español de todos los tiempos.
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