sábado, 11 de octubre de 2014

LA CÉLEBRE RANA SALATARINA

Basado en una historia que Twain oyó contar en las minas de oro de California, el autor retocó el relato y lo publicó en 1865 en el Saturday Press, en pocos meses, escritor y relato habían adquirido enorme fama en todo el país, este fue su primer relato célebre de entre unos cuantos que han pasado también a la posteridad.
Cuenta la historia de Jim Smiley que, por encima de otras cosas, era un gran apostador, siempre estaba apostando, por todo y cualquier disculpa le valía para establecer una apuesta. si veía dos pájaros posados en una rama, apostaba cuál de los dos emprendería antes el vuelo y así con todo.
Tenía todo tipo de animales para apostar, perros, gallos...
Un día atrapó una rana y la entrenó con paciencia para que saltase más que las otras, pero también para que atrapase moscas antes que las demás, porque, como digo, cualquier motivo le servía para establecer una apuesta.
Hasta que un día aparece alguien que apuesta contra su rana y sin que nadie lo espere, resulta que es aún más espabilado que Jim.
A mí, salvadas las distancias, me ha recordado mucho algunos de los relatos que conforman nuestras novelas de la época clásica de la picaresca.

4 comentarios:

  1. Muy interesante. Me recuerda a los escritores famosos de cuentos de la época y estilo de Antón Chejov

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  2. Miraré en mi casa de apuestas habituales a ver cómo andan las apuestas de ranas saltarinas. Me identifico un poco con el protagonista, así que ese lo leo. Gracias.

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