Janusz (Jim Sturgess), es un joven oficial polaco que ha sido detenido por las tropas soviéticas cuando se produjo la invasión de este país fruto del pacto de no agresión germano soviético en 1939.
La policía estalinista (el NKVD), le interroga y tortura para que firme un documento declarándose espía y enemigo del régimen comunista, como quiera que Janusz se mantiene firme en su negativa a firmar, torturan a su esposa, que se derrumba y declara en contra de su marido. Janusz es enviado a un gulag en lo más profundo de Siberia para cumplir una condena de 20 años de trabajos forzados. Sabe que, de permanecer allí, será difícil que salga con vida, por lo que, desde el primer momento, en su cabeza da vueltas la idea de escapar.
Allí conoce a prisioneros de la más diversa procedencia y con historias variopintas tras de sí, desde delicuentes comunes, algunos peligrosos, hasta prisioneros políticos como él mismo. Uno de ellos, le cuenta que tiene un plan para fugarse, siguiendo la dirección del lago Baikal, para llegar hasta Mongolia, es un largo recorrido de más de cuatro mil millas, precisamente lo imposible del intento les puede ayudar a que sus carceleros pierdan su pista, pues no imaginarán que han tomado esa dirección.
Pronto Janusz descubre que aquel hombre no está dispuesto a fugarse, que aquel plan no es más que un sueño para mantener la ilusión que le permita superar la dureza del día a día, pero él sí que está dispuesto a intentar la fuga y no lo hará solo.
El australiano Peter Weir (Master and commander), nos acerca una historia a mitad de camino entre la denuncia de una situación política que atenta contra la libertad y la epopeya de un grupo de personas que busca recuperarla.
Basado en el best seller de Slavomir Rawicz que narra su propia experiencia (aunque en 2006, la BBC descubrió bastantes cosas que hacen dudar de que no sea una historia inventada o tomada de otros protagonistas), el film se beneficia de la experiencia de los fotográfos y cameramans de National Geographic, coproductora del film y que nos acerca unos maravillosos paisajes de la estepa nevada, del desierto del Gobi (en realidad el escenario es Marruecos) y de la impresionante majestad del Himalaya hasta su descenso a territorio de la India.
El film comienza con la confesión de la esposa del protagonista y la llegada de este al gulag, imágenes impactantes y que nos sumergen de golpe en el duro ambiente en el que se va desarrollar su existencia a partir de entonces: mala comida, duro trabajo, condiciones meteorológicas infernales y unos compañeros que serán como lobos y estarán a la que salta para hacerse con lo que puedan, recurriendo a cualquier medio, incluso el asesinato. Pero como ocurre en todos los ámbitos de la vida, también encontrará solidaridad y camaradería.
Estos primeros minutos del film, sirven además, para presentar unos breves, pero suficientes trazos, de la personalidad de quienes van a acompañarle en la aventura de la libertad que es, realmente el asunto central del film.
Con unos actores muy bien elegidos y que desempeñan sus papeles con categoría: Ed Harris ofrece el perfil ideal para el norteamericano dolido y desencantado; el joven Jim Sturgess pone rostro a la bondad del carismático líder; Colin Farrell crea el personaje más complejo por paradójico e imprevisible y Saoirse Ronan, que se suma a la expedición a mitad de camino, incorporando al personaje de Irena que aporta el contrapunto de ternura al drama que están viviendo sus compañeros de expedición.
Weir huye de todo efectismo, algo a lo que se presta la historia, y lo que para algunos es falta de tensión, para mí ha supuesto contemplar a unos personajes cercanos que viven toda una experiencia de supervivencia y solidaridad, contada con un lenguaje cinematográfico espléndido, con algunas elipsis magistrales con las que Weir nos explica el drama de estos hombres sin tener que recurrir a lo explícito, con lo que consigue mantener todo el drama, pero dotarle de una expresión poética al alcance de pocos.
¿Que para algunos es blandengue y parece una guía de viajes? bueno, cada uno ve las cosas a su manera, yo creo que el realizador plasma muy bien el agobio del calor aplastante y la falta de agua del desierto, o los peligros de la estepa nevada, sin necesidad de pasarnos por el hocico sangre gratuita o interminables escenas de agonía. Creo que va al grano y lo hace sin quitarle un ápice de dureza y tensión.
Pelín lenta... no me cuadró con el Peter Weir que esperaba.
ResponderEliminarPues fíjate, a mí me convenció el planteamiento, creo que le podría haber dado más vidilla poniendo cierta tensión en la huida y, sin embargo, va al grano y eso me parece que hace a los personajes más cercanos.
EliminarPero bueno, esto son gustos y ya sabes que una de las magias del cine es que podemos ver distintas películas habiendo visto la misma.