jueves, 18 de julio de 2013

EL QUE SUSURRABA EN LA OSCURIDAD

Albert N. Wilmarth, profesor de literatura en la Universidad de Miskatonic, en Arkam, es el protagonista y narrador del relato.
Tras unas grandes inundaciones en Vermont, la prensa local habla del avistamiento de huesos y restos de cadáveres que flotan sobre las aguas. Se piensa que debido a las crecidas han aflorado desde el fondo donde reposaban quién sabe desde cuando. Corresponden a animales y seres humanos, pero también aparecen restos de unas extrañas criaturas. Él es escéptico sobre asuntos que no puedan responder a causas naturales, pero otras personas más crédulas, enseguida ven en ello la prueba que corrobora la veracidad de antiguos relatos que hablan de unos seres que secuestran a la gente que se aproxima demasiado a las montañas donde habitan. Se piensa que son habitantes de otros mundos que han venido a este en busca de minerales.
El profesor Wilmarth recibe una carta de alguien que asegura tener pruebas de que esos seres existen y que se siente espiado y perseguido por ellos, precisamente porque ha descubierto su secreto. Al final, concierta una cita con el profesor para mostrarle sus hallazgos. Wilmarth va a visitarlo a su casa, pero allí, es conducido a una habitación en penumbra donde le espera un viejo enfermo al que parece que le cuesta respirar y que habla como en un susurro. Le habla de cosas insólitas y secretos cósmicos. El caso es que Wilmarth vivirá una experiencia extraña y terrorífica que le hace dudar de sus convicciones científicas.
Es un relato corto en el que Lovecraft mezcla ciencia ficción y terror, escrito en 1930 y publicado al año siguiente por la revista Weird Tales.




2 comentarios:

  1. Si que destaca más la ciencia-ficción y el terror sobre otros temas de su interés. Buen comentario.

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    1. Aunque no aporta cosas nuevas, por decirlo de algún modo, pues habla de cerebros sumergidos en una especie de líquido conservante, de máquinas parlantes y otras cosas que ya se encontraban en la literatura de este tipo, lo que sí hace es darle ese toque maestro que tenía Lovecraft para interesarnos en el asunto y subyugarnos con su relato.

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