Oliver Stone tiene esa fama de director controvertido por atreverse a denunciar en sus películas cosas que otros dicen de manera más suave o simplemente no dicen.
Otra cosa es su manera de hacerlo, que puede resultar más o menos atractiva y que, como cualquier obra de arte, es criticable legitimamente, pero sí hay que reconocerle esa cierta valentia que ha de tenerse para, desde el engranaje hollywoodiense, ser capaz de sacar los pies del tiesto.
Este film es de los que, cuando comienzas a verlo, te deja (a mí, al menos), un tanto descolocado, no es la manera de hacer cine que estamos acostumbrados a ver y no sabe uno muy bien cuál es el camino que está siguiendo el realizador. Por momentos parece todo un tanto deslabazado, e incluso hay algún matiz que no sabes ubicar demasiado bien hasta que en determinado momento alcanza su ubicación definitiva en la peli.
El film está hecho y concebido desde el punto de vista norteamericano, pero también está pensado para el público de ese país.
Eso tiene una parte en la que queda patente la valentía de Stone, que no tiene reparos en criticar incluso al propio Reagan cuando todavía era presidente, pero tiene otra vertiente bastante negativa.
Y es el poco cuidado en los detalles que vistos desde este lado chirrían un montón.
Para los norteamericanos, todo lo que está al sur, es lo mismo, les da igual México, Nicaragua o El Salvador, todos hablan igual y todos tienen las mismas inquietudes y sentimientos, deberían haber tenido un poquito más de cuidado a la hora de documentarse y eso a pesar de que es el propio coguionista, Richard Boyle, que estuvo como reportero en aquel país, el que cuenta su experiencia.
Los tipos están esteoritipados hasta el extremo, penosa la representación que hacen del pobre arzobispo Óscar Arnulfo Romero. Pero hay otras cosas que también suenan bastante mal, como la idea que expone el protagonista de cómo son las mujeres latinas.
En fin, se les ve el plumero de gringos.
A pesar de todos los pesares, lo mejor del film y por lo que es recomendable, es por esa descarnada denuncia que hace de los manejos de norteamerica en los asuntos de estos paises en los que las personas se convierten en números y cualquiera con inquietudes sociales se convierte en comunista.
Acertado el retrato que hace la Iglesia, de la que sólo se acuerdan algunos para criticarla y que en El Salvador siempre, siempre, desde la primera autoridad, que perdió la vida por ello, estuvo al lado de los débiles, del pueblo sufrido que es el que ha cargado con la peor parte del terrible conflicto que ha costado más de cien mil vidas, en un país que apenas sobrepasa los 7,5 millones de habitantes.
De Stone; Born on the Fourth of July, dentro del género, incluso la comentada Platoon (he andado por ahí y no me he asomado a leer a los amigos blogueros). Fuera del genero; JFK o mismamente Nixon. Salvador no goza de mis preferencias.
ResponderEliminarEl mejor valor de este film es la denuncia, pero como película deja qué desear.
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