jueves, 20 de febrero de 2025

UN HOMBRE (HOMBRE)

 


John Russell (Paul Newman) secuestrado y criado por los indios apaches cuando era niño, es ahora un hombre comprometido con su tribu a la que ha aprendido a apreciar y a respetar profundamente. Viaja a la ciudad para ver una casa de huéspedes que ha recibido como herencia por la que le han ofrecido, a cambio, una manada de caballos. En la única diligencia que encuentra para llegar a Bisbee, donde cerrará el trato, viajará en compañía de siete personas muy diferentes. Durante el viaje son asaltados y abandonados a su suerte por los bandidos, viéndose obligados a luchar por su supervivencia.


Dirigida por Martin Ritt (una de las víctimas de la ominosa caza de brujas), está basada en una magnífica novela de Elmore Leonard, la película reivindica la figura y la cultura de los nativos estadounidense frente a la sociedad creada por los emigrantes europeos caracterizada por la avaricia, el racismo y la hipocresía, cuyo exponente es el doctor Favor (Fredrich March) el corrupto agente de la reserva de San Carlos.


Inevitablemente le viene a uno a la cabeza La diligencia de Ford, cuando repasamos a este variopinto grupo de personajes que representan estereotipos sociales: el sheriff, que se alía con los bandidos porque entiende el asalto a la diligencia como una justa recompensa a su vida de miseria; la racista y estirada mujer de Favor que permanece junto a él por conveniencia; el bravucón y violento jefe de la banda; la insatisfecha y provocadora joven; el bienintencionado pero excesivamente sumiso mejicano Méndez (Martin Balsam); Jessie (Diane Cilento), una viuda que regentaba la casa de huéspedes y a quien la vida ha hecho fuerte y, por supuesto, John Russell (extraordinario Paul Newman) un blanco criado por los indios que ha decidido vivir con estos y simboliza el orgullo, la dignidad, el honor y la libertad, cualidades incompatibles con la sociedad del hombre blanco. Un tipo que muestra cierta dureza para con los otros, como si considerara que sus problemas son un asunto que no le concierne, hasta su conversación con Jessie que le lleva a comportarse, entonces sí, como un héroe clásico en un memorable final pleno de tensión. 
Con excelentes diálogos, el film se enmarca en esa corriente que empezó a cambiar y revitalizar un género considerado agonizante allá por los sesenta del pasado siglo.




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