La protagonista, Lily Bart, una chica que se desenvuelve entre la alta sociedad, pero carece de medios económicos acordes con esa vida y cuya única salida para seguir manteniéndose activa en ese mundo es conseguir un matrimonio ventajoso. Pretendientes no le faltan, pero Lily se debate entre unos y otros y en el medio, van ocurriendo cosas que la alejan cada vez más de conseguir su anhelo. La novela describe ese mundo en que se mueve Lily y las cambiantes costumbres que el nuevo siglo trae consigo para las mujeres, que empiezan a divorciarse y pueden cometer adulterio siempre que su marido no monté un escándalo, aunque el hecho sea público. Aquí se nos plantea el distinto rasero por el que se miden algunas cosas en el mundillo de la alta sociedad, el adulterio es, no digamos que recompensado, pero sí visto como algo aceptable, el marido es el único juez de su esposa; sin embargo, Lily se verá rodeada de una nube de maledicencia, por ir sola al apartamento de su amigo soltero Lawrence Selden a tomar el té.
Un velo tenue separa la ilusión de belleza flotante que impregna el lujo del mundo de Lily, del trabajo humano necesario, en todos los niveles, para crearlo y mantenerlo. La primera parte del libro deja ese velo intacto, salvo por ocasionales atisbos de lo que hay al otro lado: la criada, que más tarde vuelve para chantajear a Lily; los proyectos caritativos de su amiga de la infancia, Gerty Farish, quien, aunque físicamente poco agraciada, es, como Lily, con pedigrí, pero pobre. Y está Simon Rosedale, un financiero muy rico empeñado en introducirse en la alta sociedad, descrito, por cierto, en términos antisemitas, aunque es uno de los personajes más matizados, con lo que se suaviza algo esta especie de mancha en la novela.
Lo que va destruyendo a Lily no es tanto la frivolidad de su mundo como su propia incapacidad para comprometerse con esa frivolidad, o bien para romper con ella. En una sociedad de mentalidad estrecha, su resistencia al matrimonio acabará siendo vista como una amenaza por otras mujeres, tanto casadas como solteras, pues parece que tienen que mantener una especie de competición por resultar elegantes, cultivadas, divertidas, etc. Esto también lo entiende ella, y sus fracasos provocan ataques de melancolía que Wharton identifica, anticipándose en años a los diagnósticos actuales, como depresión. La vacilante perspectiva de Lily y su falta de voluntad para jugar según las reglas de su entorno, así como las malvadas insinuaciones de un adulterio que no ha cometido, acaban por provocar su expulsión social. Ahora su espiral descendente se acelera, pues, al ser indisciplinada, inexperta e incapaz de dormir sin narcóticos, está aún menos preparada para prosperar en el mundo laboral al que se ve obligada a recurrir para sobrevivir.
Publicado en 1905, cuando tenía 43 años, The House of Mirth hizo más que presagiar la aparición de una gran escritora; se convirtió en un éxito de ventas y la hizo famosa.
La novela fue llevada al cine en 2000, en una película dirigida por Terence Davies.
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