Paul Bratter (Robert Redford) y Corie Bratter (Jane Fonda), de soltera Banks, acaban de casarse. Él es la personificación de la sensatez y el sentido común, que acaba de comenzar su carrera como abogado. Ella es un espíritu libre e independiente que se enorgullece de hacer locuras puramente por un sentido de aventura, como caminar descalza por Washington Square Park cuando hay una temperatura de cero grados. Tras su luna de miel de seis días en el Hotel Plaza, comienza de verdad su vida en común y los conflictos, el primero por su nueva casa, un quinto piso, bastante destartalado, en un edificio sin ascensor del que Corie sube y baja alegremente, mientras Paul, siempre sin aliento, lo odia. Más allá de los problemas con el apartamento en sí, Paul y Corie tendrán que lidiar con una extraña variedad de vecinos.
Neil Simon adapta su propia obra teatral que había sido estrenada en Broadway en 1963, protagonizada también por Robert Redford.
El argumento inspiró una serie televisiva de 13 capítulos, del mismo título, protagonizada por actores afroamericanos y emitida en 1970.
El vestuario fue diseñado por Edith Head.
Nos pasamos una vida entera tratando de conocernos a nosotros mismos y, a veces, no lo conseguimos, ¿cómo vamos a conocer al otro?
Algo así les ocurre a Paul y Corie, están profundamente enamorados y seguros de que con eso es más que suficiente para vivir una vida plena de felicidad junto a su pareja. Error. El amor es importante, pero no lo es todo y en cuanto comienza su vida en común aparecen todos esos problemas, algunos de ellos que, vistos desde fuera, parecen infantiles, otros nimios y otros, realmente importantes que, poco a poco, van construyendo un muro que se puede hacer insalvable. Entonces entran en juego la inteligencia, la bondad, la comprensión y todas esas cosas que complementan al amor y se hacen imprescindibles para que la pareja siga pudiendo compartir la misma casa, la misma cama y la misma vida en común.
Extraordinaria comedia romántica, con un maravilloso guión, lleno de situaciones y diálogos geniales que te mantienen la sonrisa en el rostro y bastantes carcajadas, durante toda la proyección. ¿Y qué decir de las interpretaciones? Todas ellas brillantes, con mención especial para los secundarios, incluso los que tienen breves intervenciones, algunas de ellas geniales, como la de Herb Edelman, el empleado de la compañía telefónica, pero, insisto, todas de gran nivel.
Los problemas de convivencia tratados con mucho humor, en una de esas películas que se hacen inolvidables. Claro que si tu pareja se llama Jane Fonda o Robert Redford; tu madre o suegra Mildred Natwick y tu excéntrico vecino Charles Boyer, es probable que todo resulte más sencillo de solucionar.
La película es inolvidable. Tuve la suerte de ver hace unos pocos años también la obra de teatro, una adaptación aquí en España. Muy buena.
ResponderEliminarDe hecho, la obra teatral fue todo un éxito en Broadway.
EliminarEso de que los opuestos se complementan es un supuesto que se da en muy escasísimas ocasiones.
ResponderEliminarYo creo que la tolerancia y la inteligencia, son los mejores complementos para el amor.
EliminarJane Fonda siempre espectacular.
ResponderEliminarEn esta comedia está divertidísima e interpreta su papel de manera genial.
EliminarUna comedia romántica como se hacían antes; y una pareja sin duda encantadora.
ResponderEliminarEn efecto, con todo el sabor de un cine que ya es clásico.
EliminarNo es que ya no se hagan películas así: es el mundo el que ha perdido su inocencia.
ResponderEliminarTal vez sea eso.
EliminarUna de las mejores comedias que he visto. Me encanta! Y ellos, de mis actores favoritos. Ambos forman un tándem maravilloso. En estos tiempos echo de menos que hagan clásicos cómo este.
ResponderEliminarUn saludo!
Divertida, bien interpretada, buenos diálogos, ingeniosa... Lo tiene todo.
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