miércoles, 6 de junio de 2018

LA SEÑORITA JULIA

La señorita Julia (Jessica Chastain), la aristócrata que da nombre a la película y su criado John (Colin Farrell), mantienen relaciones sexuales durante una confusa noche de San Juan de finales del siglo XIX.
A partir de ese momento de arrebato, ambos personajes tendrán que decidir como lidiar con las consecuencias de lo que han hecho.
En palabras de August Strindberg, autor de la obra teatral que sirve de base al film, los personajes no están únicamente marcados por la herencia, la genética y el entorno, sino por sus propias aspiraciones, por la brumosa magia de la noche de San Juan e incluso por factores físicos como la menstruación, en el caso de la señorita Julia. Encontramos, pues, personajes de aplastante profundidad psicológica, llenos de contradicciones y absurdeces que se nos van descubriendo en el tira y afloja que se establece entre ellos.
Superficialmente, la pieza parece un simple drama evolutivo o de clases, en el que la representante de la agonizante clase alta es derrotada en la lucha con el representante de la ascendente clase baja.
La obra de teatro de Strindberg se sigue representando en la actualidad en los teatro de todo el mundo y, a pesar de su bien conocido argumento, el drama sigue suponiendo un gran reto tanto para los jóvenes actores que empiezan como para los más experimentados y consagrados.


El guión es de Liv Ullmann, realizadora del film y, como queda dicho, se basa en una obra teatral del sueco August Strindberg, escrita en 1888, que supuso un auténtico escándalo en aquella época. Un eminente crítico calificó la obra como un montón de basura.
Se da la circunstancia de que la directora y guionista del film, había interpretado el papel principal en una producción de 1991 del Royal Dramatic Theatre de Suecia dirigida por Ingmar Bergman.
Claramente el pionero drama naturalista de Strindberg resultaba demasiado avanzado para el público de su tiempo, que no estaba preparado para sus virulentos diálogos, ni para las referencias explícitas a la relación sexual y al suicidio, y lo recibió con aversión.


Buena fotografía y ambientación, la película es una gran oportunidad interpretativa para los actores llamados a hacerla, de la que pueden salir consagrados o hundidos. Creo que tanto Colin Farrell como Jessica Chastain, salen bien del embate, quizá ésta mejor que aquel y otro tanto se puede decir del personaje de Kathleen, interpretado por Samantha Morton.
Obra de solo tres personajes, en que los diálogos y la interpretación soportan todo el peso del film, gran parte del cual transcurre en un único escenario: la cocina de la mansión.
No es film para cualquier espectador, de entrada, a quienes no estén acostumbrados o no guste este tipo de películas basadas en obras teatrales y que siguen casi de punto por punto el montaje escénico, les resultará pesada y estoy seguro que sus dos horas se harán muy largas.
La película, como he dicho, está bien interpretada y técnicamente es irreprochable, pero buena parte de su fuerza e interés está en los diálogos y en lo que estos implican, algunas veces con expresiones de doble sentido y todo eso requiere cierta atención del espectador que se puede perder por la excesiva duración del film.




4 comentarios:

  1. Es que las noches de San Juan, son muy cálidas y ardientes jajaja.

    Salud Trecce.

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  2. Me gustó mucho la versión de Alf Sjoberg de los años cincuenta. Por lo visto otro escándalo. Una película estupenda que recomiendo.

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