martes, 12 de septiembre de 2023

ADIVINA QUIÉN VIENE ESTA NOCHE

 


Una joven de familia acomodada lleva a casa, para presentárselo a sus padres, a su novio, un médico negro con el que tiene la intención de casarse. A pesar de ser personas de ideas liberales, sus padres se sienten muy confundidos, especialmente el padre, que teme que un matrimonio interracial no traiga más que problemas a su hija.


Comedia con una tremenda y rotunda carga sobre el racismo, ese que nos toca a todos, incluso a los que van por la vida de liberales y de amigos de los marginados. La raza no importa, da igual negro, amarillo, blanco o el color que sea, lo importante es la persona, a todos tenemos que tratar como iguales, pero mira, hija, no me vengas con un negro a casa, porque lo de emparentar con uno de ellos, ya es harina de otro costal. Ese podría ser el resumen, a grandes rasgos, de la trama del film. 
Para una película de 1967, no está nada mal el mensaje, cuando en varios estados de la Unión, aún era ilegal el matrimonio interracial, quizá hoy hayamos avanzado algo (¿?) y pueda verse como un tanto ventajista que el negro en cuestión sea guapo y un hombre de éxito en su profesión, nada menos que un médico que ha ejercido de docente en la universidad, publicado un sin fin de trabajos reconocidos por la sociedad científica y que va a trabajar para la OMS, pero, como digo, hay que ponerse en el contexto y en la época, bastante desafiante era plantear siquiera la cuestión. Tal vez en la actualidad, para mantener el desafío habría que presentar al personaje de color como un tipo no tan agraciado físicamente y que se desenvolviera en otro entorno laboral, quizá de mantero o cosa similar.


Cuestión aparte, que es lo que cinematográficamente da relumbrón al film, es el acertado guion y el plantel de actores, estamos hablando de grandes nombres de la historia del cine, bastante bien secundados, pero el solo hecho de ver a Sidney Poitier y, sobre todo, a la gran pareja que forman Spencer Tracy y Katharine Hepburn, es toda una garantía de que vamos a ver algo que merece la pena. 
Un mensaje algo ambiguo, si se quiere, pero tan bien contado e, insisto, tan espléndidamente interpretado, que convierte ese mensaje en contundente y a la película en una obra brillante, con momentos muy divertidos que consiguen arrancar muchas sonrisas y alguna que otra carcajada, sin ofender en absoluto, algo tremendamente meritorio dado el delicado carácter del argumento.




4 comentarios:

  1. Demasiado teatral, pero su mensaje sigue vigente por desgracia.

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    1. En su momento estuvo bien y, sí, seguramente no te falta razón.

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  2. El título de la película es ya en sí mismo una sutil declaración de intenciones.

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