El 28 de octubre de 1888, el explorador galés (nacionalizado estadounidense) Henry Morton Stanley se atrincheró en lo profundo de la inexplorada selva tropical de Ituri en el Congo. Se había estado abriendo camino de un lado a otro a través de la jungla durante meses en su intento de rescatar al gobernador colonial Emin Pasha, cuya provincia en el sur de Sudán estaba sitiada por una coalición de insurgentes sudaneses y árabes bajo el mando del clérigo mesiánico Muhammad.
En su libro, el famoso explorador da cuenta de su particular visión de este viaje cofinanciado por el gobierno egipcio y varias personas adineradas que se presentó inicialmente como una continuación de la famosa misión de Stanley para encontrar al misionero escocés David Livingstone en 1870. Sin embargo, en esta ocasión, la búsqueda y rescate no salió según lo planeado. Ni Stanley ni Emin se tenían demasiado aprecio y el rescate finalmente adquirió cierto aire teatral cuando Emin Pasha (nombre adoptado por Eduard Schnitzer, un médico judío alemán nacido en Silesia que había estado al servicio del imperio otomano en 1865 y posteriormente se convirtió al Islam) se cayó por un balcón y se fracturó el cráneo en una cena de celebración en Zanzíbar en diciembre de 1889 y Stanley se vio obligado a regresar a Gran Bretaña. Para consternación de Stanley, cuando se recuperó, Emin ocupó un puesto en el servicio colonial alemán y, poco después, el gobernador "rescatado" regresaba a su provincia con la intención de anexionársela a Alemania.
Las acusaciones de que Stanley y sus oficiales habían recurrido a la brutalidad, la violencia y el saqueo fueron generalizadas en la prensa británica y estadounidense. Según admitió el propio Stanley, la expedición fue directa e indirectamente responsable de la muerte de aproximadamente mil personas, en su mayoría soldados africanos, porteadores y diversos nativos hostiles. Hubo otras acusaciones sobre decisiones erróneas, como cuando dejó atrás una columna al mando del mentalmente inestable mayor Edward Barttelot, para que esperara la llegada de suministros y hombres del comerciante árabe y traficante de esclavos Tippu-Tip. Cuando Stanley regresó, descubrió que la fuerza de la columna de retaguardia se había reducido de 271 a 132 individuos debido a las muertes y deserciones. Entre los muertos se encontraba el propio Barttelot, que había recibido un disparo de uno de sus subordinados después de golpear brutalmente a la esposa de un soldado africano en uno de sus frecuentes y violentos ataques de furia.
A pesar de todo, durante el verano de 1890, Stanley todavía recibió apoyos en los periódicos y revistas populares y su imagen apareció en anuncios comerciales.
En comparación con los viajes anteriores de Stanley, la expedición había aportado pocos datos geográficos nuevos. Sin embargo, consciente de la controversia, Stanley ahora estaba ansioso por enfatizar su paso a través de la selva tropical de Ituri previamente inexplorada y su encuentro con los pigmeos como la principal contribución de la expedición al conocimiento geográfico y etnográfico.
Además de constituir un documento de primera mano y de ofrecernos una visión de zonas aún vírgenes de aquel continente en gran parte inexplorado, de los peligrosos combates que hubieron de mantener contra tribus hostiles y de esa mezcla constante de peligros y descubrimientos maravillosos, es curioso observar algunos detalles, como la visión que, no solo Stanley, sino muchos de sus contemporáneos tenían de la expansión colonial y la agresión imperial que encontraban hasta cierto punto justificadas a través de la retórica de racismo pseudodarwinista que consideraba a los europeos como una evolución superior a las razas africanas.
En el cine, este tipo de expediciones han dado pie a títulos memorables como "Apocalypse Now", adaptación un tanto sui géneris de "El corazón de las tinieblas".
ResponderEliminarDan mucho juego.
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