jueves, 7 de junio de 2012

LA ALEGRE DIVORCIADA

Guy Holden (Fred Astaire), un célebre bailarín americano, está de viaje por Europa en compañía de su amigo y abogado Egbert 'Pinky' Fitzgerald (Edward Everett Horton). Camino de Inglaterra, un incidente en la aduana le hace conocer a Mimi Glossop (Ginger Rogers), que viaja con su tía. En Londres vuelve a tener un encuentro casual con ella. Guy queda profundamente enamorado de Mimi, sin saber que se trata de una mujer casada, en proceso de divorcio, cuyos trámites está llevando el propio Egbert, como quiera que Guy no conoce siquiera el nombre de su amada, ni dónde vive, recorrerá las calles de la capital británica en su busca. Guy, Egbert, Mimi y su tía volverán a coincidir en un hotel de la costa en el que se van a producir una serie de equívocos.



El nacimiento de una pareja mítica en la historia del cine en general y del musical en particular, bueno, en el musical, la pareja por excelencia. Aunque ya habían rodado juntos "Volando hacia Río de Janeiro", allí hacían papeles secundarios, eso sí con su baile "Carioca", robaron el protagonismo nada menos que a Dolores del Río, Es este, por tanto, el primer filme en el que ambos figuran al frente del cartel, rodeados de un plantel de secundarios maravillosos: Alice Brady, Erik Rhodes, Eric Blore, una joven Betty Grable y el inseparable compañero de Astaire con el que suele hacer el papel de amigo, Edward Everett Horton.

 

Con una trama que se basa en los equívocos y que sería seguida en buena parte de las pelis que hicieron juntos Fred y Ginger. Sin ser nada del otro mundo, está bien construida y tiene diálogos ingeniosos e incluso graciosos.

 

En el apartado musical, la peli sigue la estética de este tipo de filmes, hoteles de lujo, trajes elegantes, cochazos, y mucha fiesta. Cole Porter había compuesto para el musical de teatro la canción "Night and day", que se incluye en el filme y que ha pasado a los anales, sin embargo el oscar que se llevó a la mejor canción, fue por "The Continental", también una buena canción, pero más en el estilo efectista de los éxitos que sirven para estar arriba de las listas y con el tiempo se olvidan. El final, grandioso, al estilo de las más lujosas escenas teatrales de Broadway, 20 minutos de suntuosa puesta en escena, con un gran cuerpo de baile, cuidados atuendos y la pareja principal haciendo nuestras delicias con su danza. La alegre divorciada fue la película más taquillera de la RKO en ese año (1934) y la que impulsó este tipo de cintas y a Ginger Rogers y Fred Astaire como sus indicutibles estrellas musicales.

 



4 comentarios:

  1. La película está muy entretenida, y desde luego la pareja protagonista fueron en aquella época los dueños de los musicales.

    Saludos Trecce.

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  2. Me encantaría poder asistir a un pase cinematográfico con personas tan interesadas en el cine clásico como vosotros y luego comentar lo visto. ¡Aprendería tanto!
    De todas formas, gracias por recordar obras tan deliciosas.

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