viernes, 7 de junio de 2013

ALEXANDER NEVSKY

Una delegación de mongoles se acerca a la aldea donde vive Alexander Nevsky para tratar de convencerle de que se una al emperador de Mongolia y le ofrezca su talento militar. Nevsky había vencido a los suecos en la batalla del río Neva (de ahí le venía su apodo) y replica a los mongoles que sólo pondrá su espada al servicio de la Madre Rusia y de su pueblo.
La ocasión se presentará poco más adelante, cuando un ejército encabezado por caballeros teutones, bajo el amparo de la Iglesia de Roma, ha emprendido una especie de cruzada contra los territorios donde está implantada la Iglesia Ortodoxa Rusa.
En su primera incursión, los invasores arrasan la población de Pskov, mostrándose especialmente crueles con la población y sacrificando incluso a los niños.



El siguiente paso será atacar la población de Novgorod. Algunos notables de la ciudad pretenden parlamentar con los invasores y ofrecerles dinero a cambio de que no se reproduzcan los hechos de Pskov, pero Nevsky arenga al pueblo al que aglutina alrededor de su mando para resistir a los intrusos. Todos valen para el combate, ancianos y mujeres se unen a la improvisada tropa, armada de manera apresurada por herreros y artesanos que trabajan a destajo.


Tras casi una década sin filmar, con un par de proyectos inacabados a sus espaldas, Eisenstein había regresado a la URSS, cabizbajo y con el rabo entre las piernas, como quien dice. A pesar de que su aventura americana le haría, para siempre, sospechoso a los ojos de las autoridades soviéticas, fue el mismo Stalin quien le encarga este proyecto (en realidad le dio a elegir entre dos ideas previas) con el fin de exaltar el ánimo de la población ante la posible invasión del territorio soviético por los nazis.


Estamos, por tanto, ante un film con claros propósitos propagandísticos. Como tal lo toma el realizador y algunos de sus pasajes son descaradamente esteoritipados: Rusos valientes, arrojados, unidos ante el enemigo común; un enemigo cuidadosamente elegido, los caballeros teutones que invandieron territorios de lo que sería Rusia allá en los lejanos tiempos del siglo XIII y además, bendecidos por la Iglesia de Roma (otro enemigo). Los invasores son presentados como crueles y sanguinarios y los frailes que les acompañan, más que a la Iglesia, parecen pertenecer a una orden satánica.


A pesar de darle cierta libertad en el rodaje y de permitirle que eligiera al director de fotografía (Eduard Tissé), con el que ya había trabajado antes, Eisenstein ha de aceptar un codirector y un coguionista que enviaban informes diarios a Moscú y vigilaban que el rodaje no se desviara de la ortodoxia bolchevique.


El film cuenta con algunas secuencias muy interesantes, entre ellas las correspondientes a la Batalla del Lago Helado (La famosa batalla del Lago Peipus, en actual territorio de Estonia), en la que Nevsky demostró su genio táctico derrotando a los teutones. Pero quizá lo mejor, no sea la batalla en sí, con algunas escenas un tanto chuscas, sino lo que queda después, con los campos desolados y las mujeres buscando a los seres queridos entre los cadáveres.
Ineludible hablar de la banda sonora en este film que aún es deudor del cine mudo, de hecho yo pienso que si se suprimieran los diálogos, entenderíamos perfectamente lo que se nos está contando. Pues bien, la música fue encargada al maestro Serguéi Prokófiev (por cierto, casado con la cantante española Lina Llubera), que nos ofrece una especie de cantata heróica que después adaptó para ser interpretada separadamente del film y que constituye una de sus obras más apreciadas por los melómanos.
Actualmente se sigue considerando este film como un punto de inflexión en la concepción de las bandas sonoras modernas.


Las actuaciones son bastante pobres y el hecho de que, como hemos señalado, todavía conserve tics del cine mudo, hace que los actores estén exagerando gestos durante todo el film, lo que resulta un tanto chocante.
Sin embargo, el genio de Eisenstein se pone de manifiesto en las escenas en las que intervienen gran cantidad de figurantes, en las que demuestra su dominio en el movimiento de masas y en la previa y cuidadosa planificación de las tomas.


Desde luego, quien vaya buscando rigor histórico, que se olvide de la película, los hechos reales en los que se basa, ocurrieron de una manera que no se ajusta a lo que nos cuentan, pero ya hemos señalado al principio los fines propagandísticos del film y esto condiciona todo el desarrollo de la obra.
La película se estrenó en Moscú el 25 de noviembre de 1938, su exhibición fue seguida por el público con entusiasmo, pero menos de un año después, en agosto del 39, fue retirada de las carteleras tras la firma del pacto de no agresión germano-soviético. En la madrugada del 22 de junio de 1941, las tropas nazis invadieron territorio soviético, lo que supuso, para el film, su apresurada reposición.


El film cumple sobradamente su misión de exaltación del nacionalismo ruso, está rodado con un lenguaje visual sencillo para que sea entendido por el tipo de público al que va dirigido, con predominio de la imagen y la música sobre otros conceptos.
Stalin no tuvo empacho en utilizar la hagiografía de Alexander Nevsky, un héroe militar al que la Iglesia Ortoxa Rusa había canonizado en 1547. Un santo al servicio de la propaganda soviética. Curioso y significativo.




12 comentarios:

  1. De esta película solo conozco su partitura, del genial Prokofiev, pero prometo hacerme con la peli...

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  2. No la he visto, pero seguro que al menos entretenida resulta.

    Saludos.

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    1. Es entretenida, entre otras cosas porque mantiene un buen ritmo narrativo.

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  3. La ví hace muños años en la facultad en la asignatura de Historia medieval eslava, y me encantó. Y la banda sonora es magnífica.

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    1. La música es espléndida, Vori, mezcla aires tradicionales eslavos con partes más vanguardistas y Prokófiev la adaptó en forma de cantata para mezzoprano, orquesta y coro, que ha sido tenida siempre por una obra maestra por los aficionados a la música.

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  4. Fue su primera película sonora. Buena explicación.

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    1. Así es y los tics de sonoro se notan mucho, los actores sobreactuan exagerando los gestos y la imagen prima sobre el diálogo.

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  5. Mi pasión por la banda sonora me ha llevado a tenerla siempre en un lugar de privilegio. Prokófiev ha tenido muchos seguidores e imitadores.

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  6. ¡Uf!
    Esta la vi en la época en la que veía todo el cine posible... hace ya... mejor ni lo cuento...
    ¡Gracias por el buen recuerdo!
    AlmaLeonor

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