Que la vida está plagada de hechos que, por pura casualidad, influyen unos en otros, es algo que sabemos todos por propia experiencia.
Hoy hablamos de una de esas historias que va dando paso a unas situaciones que, a su vez, conducen a otras y así hasta que, al final, se produce algo que perdura en el tiempo y que se ha consolidado, pues eso, por pura casualidad.
Thomas Alba Edison fue autor de unos cuantos descubrimientos e invenciones, entre ellos la película de celuloide y cobraba a productores y exhibidores de películas una cantidad por el uso del producto que tenía patentado, aunque la fabricaba Eastman, que vendía película virgen a quien quería comprarla.
El caso que es que Edison comenzó una auténtica batalla legal contra los productores y las salas de exhibición a lo largo de toda la costa este de EE.UU.
Un grupo de personas, llamados "Los independientes", que rodaban películas casi como delincuentes, en graneros o en cualquier lugar que les ocultara de la vista de los depredadores de Edison, comenzaron a buscar lugares donde poder rodar sus filmes con mayor libertad y donde se les ofreciera la posibilidad de rodar exteriores en cualquier momento.
En su devenir, fueron a parar a la costa oeste, un lugar alejado de los lugares más civilizados del este, con buen clima, mucho sol (tengamos en cuenta que entonces las películas dependían mucho de la luz natural) y cerca de México, por si había que salir por pies huyendo de los sabuesos de Edison.
Entre los nombres de estas personas que formaban aquel grupito de gente, encontramos a muchos de los pioneros del cine americano: Adolfo Zukor (el futuro dueño de la Paramount), Carl Laemmle (padre de la Universal), Wilhelm Fuchs (más conocido como William Fox, que fundaría los estudios Fox), los hermanos Warner (Harry, Jack, Albert y Sam, fundadores de la Warner Bros.), Marcus Loew y Samuel Goldfish (conocido como Samuel Goldwyn, junto con el anterior, fundadores de la Metro).
El ejemplo fue seguido por otros productores que fueron reuniéndose en los Angeles, especialmente en un lugar llamado Hollywood, punto neurálgico de los antiguos indios Cahuenga y Cherokee. Este lugar fue bautizado en 1857 con ese nombre por la esposa de un granjero, que significa: “Bosque de acebos”.
En aquellos años, nadie imaginaba que en ese lugar, se construiría una de las grandes industrias del entretenimiento de la humanidad. Una verdadera fábrica de sueños, estrellas y dinero.
Interesante artículo el que nos trae hoy amigo Trecce. Nunca te acostarás sin saber una cosa más. Me quedo con la copla.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias, Rafa.
Eliminar¡Hola!
ResponderEliminar¿Qué sería de nosotros, pobres aficionados al cine sin Hollywood? Esta bien recordar como fueron sus inicios. Gracias Trecce.
Besos.AlmaLeonor
La factoria de los sueños, Alma.
EliminarBueno nada que ver con las compañías españolas subvencionadas con dinero público y además con trabajos que dan pena ver.
ResponderEliminarCualquier compañía de estas que has nombrado son ya empresas consolidadas y alto prestigio de hace muchas décadas.
Saludos Trecce.
En general el cine europeo, nada tiene que ver en el aspecto de negocio con el norteamericano.
Eliminar