miércoles, 15 de agosto de 2012

CANTANDO BAJO LA LLUVIA

Don Lockwood (Gene Kelly) y Lina Lamont (Jean Hagen) son la pareja de más éxito en el cine, adorados por el público, y obligados a fingir ser pareja en la vida real, como parte de una estrategia publicitaria. Sin embargo, durante la presentación de una de sus películas, Lockwood conoce a Kathy Selden (Debbie Reynolds), corista de un grupo de baile.
El lanzamiento de la película sonora “El cantor de Jazz”, de la Warner Brothers obliga a las demás productoras a realizar filmes con las mismas características. La compañía Monumental, para la cual trabajan Donnie Lockwood, su amigo Cosmo Brown (Donald O'Connor) y Lina Lamont se enfrenta a graves problemas al intentar grabar con sonido su famosa película “El caballero duelista”, pues la voz de Lina no es la adecuada, y todos los actores demuestran poca capacidad para el uso de los micrófonos, por lo que el preestreno resulta un fracaso. Para salvar la producción, deciden convertirla en un musical, contando con que la voz de Lina sea doblada por Kathy, a quien desean convertir, tras esa primera experiencia, en una gran actriz cinematográfica.


Siendo realistas, la historia que se nos cuenta, deja bastante que desear, plagada de tópicos, para que al final todos nos pongamos de parte de la chica angelical y aborrezcamos a la guapa y tonta rubia que, además, es una mala persona. Algunos de los números musicales están metidos de cualquier manera y las escenas de humor, no llegar a tomar cuerpo, no se les llega a sacar el partido que podrían haber tenido.


Dejando eso a un lado, lo que también está claro es que nos hallamos ante uno de los musicales más conocidos y míticos que podamos encontrar en la historia del cine. Las coreografías, las canciones, los decorados... son excepcionales. La famosa escena que da título al film; el número llamado "Broadway melody", en el que Kelly baila con Cid Charisse; o la fabulosa y divertida interpretación de Donald O'Connor en "Make'em Laugh", son de una calidad única.


Las otras dos estrellas del reparto no se quedan atrás, encomiables los esfuerzos que hubo de realizar Debbie Reynolds para conseguir no desentonar demasiado en los números de baile y una maravillosa interpretación de Jean Hagen en un papel nada sencillo que ella saca adelante a la perfección.


La realización de Kelly y Stanley Donen es muy moderna, yo creo que ese es uno de los motivos de que la peli no fuera tan apreciada en su momento como lo fue años después y continua siéndolo en la actualidad. Cargada de guiños cinéfilos, no sólo por su explícita referencia a la transición del mudo al sonoro, sino por cómo nos muestra los problemas surgidos, que pueden parecer exagerados vistos ahora, pero lo cierto es que la llegada del sonido supuso el fin de la carrera de una nada desdeñable lista de actores y actrices y de otras gentes que formaban parte del entramado cinematográfico y no supieron o no pudieron adaptarse. Vemos también en una de las escenas, un delicioso desfile por los platós en los que se están rodando varias películas y otras muchas referencias a las estrategias de propaganda, a la vanidad de las estrellas...


El film tiene, por derecho propio, un lugar destacado en el firmamento del celuloide y si alguien nos dice "Cantando bajo la lluvia", a nuestra mente acude, de manera invariable, Gene Kelly chapoteando en los charcos y con un paraguas como pareja de baile, en una de las escenas que mejor ha sabido transmitir ese estado de arrobamiento del enamorado que flota en su mundo y a quién todo, hasta la lluvia que le empapa, le parece maravilloso.




4 comentarios:

  1. Bueno desde mi punto de vista todo un clásico y una película que quien a estas alturas todavía no haya visto, habría que recomendarla.

    Saludos amigo Trecce.

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  2. La tengo en el lote de pelis antidepresivas que guardo en una cajita para cuando realmente vienen mal dadas de verdad. Con falfas y a lo loco, Qué bello es vivir, La tentación vive arriba y Cantando bajo la lluvia. Puede que también la Charisse influya.

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    Respuestas
    1. No me extraña, porque acabas con ganas de cantar y bailar.

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