martes, 12 de abril de 2011

MISTERIOSO ASESINATO EN MANHATTAN

En pleno auge del escándalo que ya apuntamos en la anterior entrada que afecta a la vida privada de Allen, éste se rodea de sus amigos (Diane Keaton, Alan Alda, Anjelica Huston, Jerry Adler...) y se saca de la chistera esta maravilla de película, sin demasiadas pretensiones, que quiere brindarnos, buen humor, muchas risas y entretenimiento, ese fin primordial del cine de toda la vida y lo consigue plenamente.
Hay veces en que lo sencillo es lo que da resultado, es el viejo truco de ir a lo seguro. Pero, claro, para hacer bien una obra de arte, hay que ser un buen artista y no digamos para hacer parecer sencillo algo que no lo es tanto y para sacar provecho de una historia que no tiene nada del otro mundo, en la que los personajes representan a gente corriente de la clase media de la ciudad de Nueva York.
Una vez más, el resultado es brillante, en esta ocasión más que brillante, en un film que para casi todos, figura entre lo más destacado del director norteamericano.




Con esos homenajes cinéfilos que tan del gusto son de Woody Allen, en esta ocasión, los obvios a "Perdición" ("Double Indemnity"), de Wilder, o "La dama de Shanghai", de Welles (esa escena del final, con los espejos, de lo más evocador) y otros menos explícitos, como "La ventana indiscreta" e incluso el cine, en general, de Hitchcock, pues la peli no deja de ser un ejercicio sobre el suspense y el asesinato, en plan comedia y, como queda dicho al principio, sin pretensiones de hacer una obra magistral sobre estos asuntos.




El trabajo de los actores es espléndido, la escena en la que los cuatro grandes nombres del cartel (Keaton, Allen, Alda y Huston), están reunidos proponiendo teorías sobre el presunto asesinato, es antológica, además de por lo bien que lo hacen, por la oportunidad de ver a este póker trabajando al unísono frente a la cámara, disfrutando y haciéndonos disfrutar.
Y la química que siempre destilaron Diane Keaton y Woody Allen, se reaviva aquí, los mejores diálogos son fruto de sus escenas matrimoniales, es como si Allen rejuveneciera y alcanzara registros formidables por mor de su partenaire y la Keaton está arrebatadora, en toda su madurez, exquisita.




Hay unas cuantas escenas que aisladamente justifican el visionado del film, incluso para quien no le guste el conjunto, como la de la llamada telefónica al asesino, en plan montaje de audio, que se convierte en una hilarante chapuza. La escena del ascensor, con Allen desplegando toda la hipocondria de su personaje; la de la partida/clase de póker, en la que el neoyorkino nos regala algunos de sus mejores tics, frente a una Anjélica Huston muy en su papel de dominadora y distante.
Y las frases de Woody, unas cuantas, de las que dejo una: "¡No puedo escuchar tanto Wagner! ¡Me dan ganas de invadir Polonia!"






6 comentarios:

  1. Esta sí la vi, y me gustó bastante.
    Saludos.

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  2. Gran peli, si señor, que por designios, tal vez divinos no he podido nunca terminar de ver.

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  3. Pues algún día, supongo, llegarás al final.
    Un saludo.

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  4. Un divertimento de Woody, que le salió muy bien. Supongo que se lo pedía el cuerpo. La referencia a "La Ventana Indiscreta" no puede ser más explícita, creo yo. La frase que apuntas al final se ha hecho ya un hueco entre las mejores frases del cine.
    Saludos y enhorabuena por el ciclo Allen!

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  5. Sí, Ethan, para tí y para mí es evidente, porque recordamos a Grace Kelly, tan guapa ella, la tensión que nos hacía pasar cuando se coló en el apartamento de enfrente, y se escondía dando vueltas por la casa, tal cual hace la Keaton, pero mucha gente, sólo recuerda de ese film al prota mirando por la ventana, a eso me refería.

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