martes, 7 de noviembre de 2023

MEMORIAS DE GUERRA (CHARLES DE GAULLE)

 

El 20 de enero de 1946, el general De Gaulle abandonó la presidencia del Gobierno Provisional de la República Francesa tras su profundo desacuerdo con la Asamblea Constituyente sobre el papel del Estado y el lugar que deberían ocupar los partidos. En la perspectiva de su discurso de Bayeux del 16 de junio de 1946, su objetivo era refundir las instituciones otorgando más poder al ejecutivo. Así creó la Agrupación del Pueblo Francés (RPF), un movimiento político, el 14 de abril de 1947. Esta aventura política que alimentaba muchas esperanzas, perdió fuerza debido a la animosidad de los partidos tradicionales y desapareció en 1955. Entre 1946 y su regreso en 1958, experimentó su “travesía del desierto”, un período de soledad durante el cual se retiró a su casa de Colombey-les-Deux-Églises, donde comenzó a escribir sus Memorias de guerra. A partir de sus recuerdos y sus archivos, comenzó a escribir una obra de gran envergadura. Dividida en tres volúmenes, cada uno corresponde a una etapa concreta de la Segunda Guerra Mundial): L'Appel, 1940-1942 (1954), L'Unité, 1942-1944 ( 1956) y Salvación, 1944-1946 (1959). Esta obra forma un todo coherente y explícito que permite comprender las concepciones del General sobre los problemas institucionales, políticos y económicos de la época en que dirigió Francia y extraer de su fuente el espíritu mismo de la Quinta República.
Resulta llamativa, sobre todo si se confronta con las opiniones de otros protagonistas del conflicto, la visión que el general tiene de la participación francesa en el conflicto y su afán de dar protagonismo a las tropas francesas que en el mismo participaron, algo que no consigue del todo, ya que el mando del ejército aliado sigue sus propios planes, más teniendo en cuenta que el grueso de las fuerzas, material y medios económicos, proceden de EE.UU. y, en menor medida, de Gran Bretaña. También un sentimiento mesiánico del que parece estar imbuido el general, como demuestra cuando traslada lo que sintió momentos antes de que se iniciara el desfile en honor de la liberación de París: "Puesto que cada uno de los que están ahí ha elegido en su corazón a Charles de Gaulle como remedio de su pena y símbolo de su esperanza, se trata de que le vean familiar y fraterno y de que al verle resplandezca la unidad nacional"... "Y yo, en el centro de este desencadenamiento, siento que desempeño una función que me supera con mucho, que sirvo de instrumento al destino".
Esto no le hace obviar las dificultades que le esperan a la hora de conseguir los objetivos para los que, está convencido, ha sido destinado: "Pero no puedo, tampoco, ignorar el obstinado afán de los comunistas, ni el rencor de tantas personalidades que no me perdonan su error, ni el prurito de agitación que perturba de nuevo los partidos. Mientras camino a la cabeza del cortejo, siento que en este instante mismo me dan escolta unas ambiciones al mismo tiempo que unas adhesiones. Bajo las oleadas de confianza del pueblo, no dejan de aflorar los escollos de la política".



4 comentarios:

  1. Independientemente de la trascendencia histórica del personaje, y por mucho que éste luchara contra el nazismo, un general no deja de ser un militar y, por lo tanto, alguien cuyas prioridades en materia política difícilmente encajan con las de una verdadera democracia.

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  2. Ahí están los libros de historia para demostrarlo.

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  3. Qué interesante. Tengo muchos libros de historia y de esa época un montón, pero este me falta y hace ya tiempo que lo quiero. Esto es una señal, jajaja.
    Feliz día.

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