miércoles, 6 de abril de 2011

ALICE

Hay obras, del tipo que sean, en este caso una película, que son una delicia.
No digo buenas, malas, interesantes o bien interpretadas, no, digo eso, deliciosas. Y normalmente, cuando le dedicamos ese apelativo es porque, tal vez, no acaban de llenarnos, no nos llegan envueltas en la aureola de obra maestra, o de que marca una tendencia, o es innovadora, pero al mismo tiempo tienen algo que nos toca la fibra sensible por el tipo de historia que cuentan, o tienen una fotografía que nos emociona, o una banda sonora que nos trae recuerdos maravillosos, o la interpretación de alguno de los actores nos emociona.
Yo creo que Alice es una de esas películas, lo es para mí, al menos, porque, esa es otra, no a todos nos llegan las cosas de la misma manera, a veces por nuestros gustos particulares, pero en otras ocasiones por el momento en el que nos pillan o por el estado de ánimo que tenemos, que nos hace apreciar las cosas de manera diferente.



El nombre del film no está elgido al azar, Alice es la versión alleniana del clásico de Lewis Carroll y en él asistimos al particular viaje del personaje interpretado por Mía Farrow, en su intento de conocerse a sí misma.




Algunas de las constantes del mundo cinematográfico de Woody Allen están presentes en este caminar y tras el relato amable, divertido, hasta gracioso, con ese humor tan característico del realizador semita, se esconden unos cuantos mensajes, en la forma en la que también es habitual en él, con inteligencia y a base de pensamientos bastante más profundos de lo que pudiera parecer en un primer vistazo.




Lo más divertido del film es la relación de Alice con el médico chino, el Doctor Yang, que hipnotiza a Alice para conocer cuál es su problema y, aparentemente, la cura a base de lo que él llama hierbas (en realidad Alice se fuma y se toma todo tipo de alucinógenos). Allen aprovecha para hacer una crítica divertida pero implacable contra psiquiatras y psicoanalistas, uno de sus blancos preferidos.




Magnífica ambientación musical, una buena fotografía y un trabajo actoral en el que logra sacar el mejor partido a su musa de entonces. Sin embargo, no logra transmitirnos toda la emoción de las escenas en la mezcla de lo onírico y lo surreal, algo que había sabido hacer tan bien en La rosa púrpura del Cairo. Como curiosidad, algunos cameos que aparecen en el film, como la supermodelo Elle Macpherson, Cybill Shepherd (entonces en el candelabro, que diría la otra, gracias a la teleserie Moonlighting), o nada menos que la Madre Teresa de Calcuta, eso sí, previo permiso para sacar las imágenes documentales que aparecen en el film






6 comentarios:

  1. Trecce una pregunta: ¿el actor que aparece con ella en el tercer fotograma que has colocado es él de la serie Mentes Criminales?... es que no sé como se llama. No sé si verás esa serie pero para mi es una de las mejores que hacen ahora por televisión. Saludos colega.

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  2. Buen blog Trecce, me he dado un paseillo por las entradas de Clind Easwood,

    UN CORDIAL SALUDO

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  3. Sí Rafa, se llama Joe Mantegna, es el mismo que dices.

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  4. Qué grande es Eastwood y qué bien me lo pasé revisando sus pelis.

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  5. A mi me parrece flojita y en ocasiones fallida, pese a que es cierto y coincido contigo que tiene un buen guión.
    No es un Allen pletórico ni en forma, si no al ralentí, jugando de corrido una partida que conoce a las mil maravillas.

    Cibyl Shepperd estaba en ese momento en su apogeo con "Luz de luna" en compañía de Bruce Willis, aunque ya era harto conocida desde su aparición en "Taxi Driver" de Scorsese -con el que por cierto, estuvo casada-.

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  6. No es su mejor peli, Natalia, pero a mí me encantó, es lo bueno del cine.

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