La historia de Brian (Graham Chapman), nacido el mismo día que Jesús de Nazaret, cuyas vidas toman caminos diferentes que les llevan a la misma conclusión. Brian se une a un movimiento de resistencia política que pretende expulsar a los romanos de Judea, obteniendo una pírrica victoria cuando consigue llenar de lemas políticos un muro entero en la ciudad de Jerusalén. El movimiento no es muy eficaz, pero de alguna manera Brian se convierte en profeta y consigue tener sus propios seguidores. Sin embargo, su destino está sellado y vive una vida muy corta.
La película es algo más que una mera sucesión de gags, la historia adquiere continuidad con la presencia de Brian y la sucesión de desdichas, equívocos, situaciones comprometidas y divertidas que le van sucediendo.
Una parodia sobre las religiones en general y los fanatismos en particular, pero también sobre la política y los partidos, sus disputas y divisiones algunas veces sobre diferencias de conceptos tan nimias que vistas desde fuera dan pena más que risa.
Seguramente estamos ante la obra capital de los Monty Python, con sus diálogos y situaciones tan conseguidos y sus sketches a cual más divertido, hasta el punto de que al aficionado le resulta complicado quedarse con uno y que han trascendido hasta a la misma película, pues incluso quien no la haya visto, conoce alguno de ellos.
La mejor y más divertida película de los Monty Python.
ResponderEliminarEso pienso yo también.
EliminarEn la facultad, nuestro profe de latín nos hablaba con frecuencia de ella. Sobre todo de la escena en la que un pobre insurrecto al que sorprenden haciendo una pintada subversiva (y que no sabe declinar) es aleccionado por el legionario romano de turno.
ResponderEliminarUno de los guionistas, John Cleese, daba clases de latín. Todo lo que dice el legionario al corregir a Brian, es correcto.
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