Alec Leamas (Richard Burton), un espía británico, es enviado a Alemania Oriental, supuestamente para desertar, pero en realidad para sembrar desinformación. A medida que aparecen más giros en la trama, Leamas acaba descubriendo que su misión es una simple tapadera y él un instrumento al servicio de un complot secreto.
Si los mimbres (la novela de Le Carré) ya estaban ahí, es preciso subrayar que el cesto (el paso al celuloide), es obra de Martin Ritt (una de las víctimas de la caza de brujas), un realizador casi olvidado, pero con una trayectoria a tener muy en cuenta. Y es que todos sabemos que trasladar a la pantalla una novela, por buena que sea (como es el caso), en más ocasiones de las que podamos recordar, ha dado pie a verdaderos fiascos. En esta ocasión, Ritt consigue que, a pesar de los variados personajes y de que la historia se te puede ir de las manos a la menor, el espectador apenas tenga que hacer un ligero ejercicio de atención para no perderse detalle en ningún momento y seguir la trama sin dificultad de ningún tipo.
Quizá si eres de los impacientes, tengas que hacer un pequeño esfuerzo para no sestear durante la primera parte del film, debido a la parsimonia con que se desarrolla, pero merece la pena, porque lo mejor está por llegar y es que en la parte final, a partir de la detención del protagonista, la narración adquiere todo el dinamismo que le ha faltado hasta entonces, la tensión y la intriga se disparan y contiene las mejores escenas del film, desde la recreación del juicio hasta la cruda escena final, todo ello magníficamente concebido y muy bien ejecutado.
Un maravilloso viaje a la época de la Guerra Fría, a través de un relato ficticio pero que se nos antoja posible, con un protagonista que no toma Martini agitado y sin mezclar, sino whisky barato que, por cierto, le sienta como un tiro y una partenaire algo ingenua, candorosa e idealista, sin tantas curvas como las que salen en bikini de las azules aguas marinas. Al final resulta que los malos no eran tan malos, ni los buenos un dechado de virtudes y que sus métodos se daban la mano en muchas ocasiones. Para mi gusto, una buena y entretenida película sobre la base de una gran historia.
Digamos que en el 65, en plena escalada de tensión entre los dos grandes bloques, una historia de estas características debía de tener su morbo. Hitchcock también se apuntó al carro en "Cortina rasgada".
ResponderEliminarEs que estas cosas ocurrían en realidad, aunque aquí esté novelada.
EliminarHola Trecce!
ResponderEliminarCreo que Burton esta inmenso. Sin duda una muy recomendable película.
Saludos!
Quizá un poco demasiado poco expresivo, no se si por sus problemas de alcohol, pero en alguna escena da la impresión de que lo hace como con desgana, claro que tenía tal categoría que aún así, desarrolla un gran papel.
Eliminar