LOS TRES DÍAS DEL CÓNDOR

 

Joseph Turner (Robert Redford), es un modesto funcionario de la CIA, cuyo nombre en clave es "Cóndor", que trabaja leyendo libros con el fin de detectar mensajes cifrados que permitan desvelar operaciones secretas susceptibles de perturbar la estabilidad del país. Un día, cuando vuelve al trabajo tras haber salido a almorzar, encuentra a todos sus compañeros muertos. Consciente de que sólo el azar lo ha salvado de una muerte segura, huye tratando de salvarse, pero también para encontrar una explicación a lo sucedido. En su fuga se verá obligado a secuestrar a Kathy (Faye Dunaway), una mujer con la que, además de compartir su aventura, vive una intensa historia de amor.

El guion adapta la novela "Los seis días del cóndor" (sí, seis y no tres como la película), del norteamericano James Grady.

Intriga y acción con un buen ritmo en la narración, para una película en que el desarrollo de la historia debe contar con cierta condescendencia del espectador para tragarse algún que otro giro poco o nada convincente y una interpretación de Faye Dunaway que, aunque ella cumple bien con su papel y no deja de tener su importancia en determinado momento, no deja de parecer algo decorativa, no así el papel de Max von Sydow, mucho más relevante y agradecido, que el sueco desarrolla con solvencia. 

Lo que sí consigue Sydney Pollack es transmitir al espectador el desasosiego por los manejos de este turbio mundo de las agencias de espionaje, en este caso, la CIA norteamericana, citada explícitamente. En el diálogo final, posiblemente el más brillante del guion, aunque tiene alguno más, queda bien patente el mensaje de que estos tipos son capaces de llevarse por delante a sus propios agentes, llegado el caso, en pro de un bien mayor que no siempre está demostrado, pero también del hecho de que muchos ciudadanos de los que se rasgan las vestiduras ante sus métodos, si se dieran las circunstancias oportunas, clamarían por que les sacaran del atolladero y no les importaría apoyar una intervención armada que les garantizara tres comidas diarias o suministro para su calefacción y que mirarían para otro lado si tuvieran un Guantánamo a la puerta de casa con tal de no ver perturbada su seguridad.

Entretenimiento asegurado.