En la pequeña población de Sparta (Mississippi), el policía Sam Wood (Warren Oates) descubre el cadáver de un industrial. Poco después detiene en la estación a un hombre negro que, tras ser interrogado por el jefe de la policía local, Bill Gillespie (Rod Steiger), resulta ser un inspector de la policía de Filadelfia llamado Virgil Tibbs (Sidney Poitier). Ambos policías se verán obligados a colaborar para investigar el asesinato.
El guión adapta la novela homónima del norteamericano John Ball, la primera de la serie de novelas policiacas que escribió con el personaje del policía afroamericano Virgil Tibbs como protagonista.
El film fue premiado con cinco Oscar, entre ellos el de Mejor película, Mejor actor (Rod Steiger) y Mejor guión adaptado.
La película podría haber tomado el camino del thriller al uso, más o menos bien construído, con sus giros bien planificados pero recurriendo a alguna que otra artimaña que para ser descubierta no es menester acudir a la lupa.
Podría asimismo, haberse decantado por dar mucho más peso al conflicto racial con el magnífico duelo interpretativo de ambos protagonistas, un jefe de policía fruto del entorno en que vive, en una pequeña población en la que cualquier desviación que te haga ser comprensivo con los negros te pondrá en el ojo del huracán, un tipo algo paleto, desaliñado, brusco en el trato y con nula preparación para un puesto del que la comunidad podría prescindir, pues nunca ocurre nada que sea demasiado grave, pero cuando ocurre, muestra su nulidad incriminando siempre al sospechoso equivocado. Y, por otro lado, el detective de ciudad, pulcramente vestido, brillante profesional, suficientemente preparado para su trabajo o para cualquier otro que requiera de cierto nivel intelectual.
Sin embargo, ni uno es tan negado, ni tan bruto o tan fiero como podría parecer, ni el otro es una santo que encarne las virtudes de los oprimidos. El primero porque tiene sus principios, peculiares, sí, pero los tiene y ello le lleva a doblar la rodilla y tener arrestos de humildad, aunque a regañadientes, para reconocer la superioridad profesional del otro y rogarle que le eche una mano en su trabajo. El otro, el detective de color, porque no puede reprimir los arranques de prepotencia, justificada si se quiere por la opresión que vive su raza, pero prepotencia al fin y al cabo, que le llevan a aprovechar cualquier oportunidad que se le brinde de demostrar que es más listo y más inteligente que cualquier blanco de esa comunidad de paletos sureños.
El verdadero valor de la película viene de saber hilvanar ambos aspectos, la denuncia social y la trama policial, hacerlo con solvencia, con interés para el espectador, sabiendo mezclar ambos asuntos y envolver la historia con buenas gotas de humor, muy inteligente, que logran arrancar la sonrisa en más de una ocasión, al tiempo que mantiene la tensión por el desarrollo de los hechos.
Película entretenida y bien realizada, con un guión que consigue tapar los defectos que algunos puedan encontrar a base de ingenio y de interpretaciones muy conseguidas.
Uno de los mejores títulos de Norman Jewison y una referencia dentro del género.
ResponderEliminarSaludos.
En efecto, así lo creo yo también.
EliminarCuriosamente la vi recientemente, y es lo que tú dices, un policial solvente con una carga de crítica al racismo. Estupendos ambos actores protagonistas y esa bofetada sigue resonando hasta el día de hoy.
ResponderEliminarBuena reseña.
Saludos.
La bofetada es todo un manifiesto.
EliminarMe temo que las tensiones raciales que describe la película no han disminuido gran cosa desde 1967.
ResponderEliminarAl menos a un ritmo más lento que otras cosas.
EliminarSiempre me ha parecido curioso el sistema de Policía norteamericano, donde los jefes de Policía son elegidos por la población. Saldrá de todo, como sucede con los políticos.
ResponderEliminarY más ahora, que se puede influír en la población de muchas maneras.
EliminarHola.
ResponderEliminarTe había dejado un comentario y ha desaparecido. Misterios de Google. Esta es una de las películas favoritas de mi madre, muy fan de Sidney Poitier,m así que me quedo siempre con lo bueno que tiene y la disfruto.
Gracias por una crítica que me trae tan buenos recuerdos.
Feliz día.
Gracias a ti, lamento que desapareciera tu mensaje, a mí también me ha ocurrido en alguna ocasión.
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