lunes, 13 de agosto de 2018

BASADA EN HECHOS REALES

Delphine Dayrieux (Emmanuelle Seigner) es una escritora que ha pasado del éxito apabullante que la puso bajo todos los focos al vértigo íntimo de la página en blanco, mientras la editorial presiona para que entregue algo nuevo. Aunque vacía a nivel creativo, está con el hombre al que ama aunque su trabajo lo absorbe, tiene dos hijos con un pie en la universidad y muchas amistades, pero atrincheradas en sus rutinas… A medida que intenta escribir y no puede, esas otras carencias (pareja, hijos, amigos) en apariencia naturales e inocuas, disparan su vulnerabilidad. Y es entonces cuando se cruza en su camino Elle (Eva Green), una mujer sofisticada y seductora, que trabaja como negra literaria redactando memorias de famosos. Comparten gustos e intiman. Elle insiste a su nueva amiga en que debe abandonar el proyecto novelesco sobre la telerrealidad que tiene entre manos y volver a utilizar su propia vida como material literario.
Elle comprende a Delphine mejor que nadie, y pronto se convierte en su confidente. Delphine confía en Elle y le abre las puertas de su vida.
Y mientras Delphine recibe unas amenazantes cartas anónimas que la acusan de haberse aprovechado de las historias de su familia para triunfar como escritora, Elle, con sus crecientes intromisiones, se va adueñando de su vida hasta bordear la vampirización.
Pero ¿quién es Elle en realidad, esa joven encantadora, inteligente e intuitiva?, ¿qué pretende? ¿Ha venido para darle un nuevo impulso a la vida de Delphine o para arrebatársela?.


El guión se basa en la novela homónima de la francesa Delphine de Vigan.


Con una buena factura técnica y una banda sonora de Alexandre Desplat que subraya perfectamente lo que vemos en pantalla, no opino lo mismo del guión, para mí bastante decepcionante.
Tras un arranque que pronostica una interesante historia, la película va perdiendo pulso y el interés va decayendo, hasta llegar a un final que, a mí, me ha hecho añorar El sexto sentido, película en la que toda cuadra y se le iluminan a uno todas las luces, cuando se llega a su espléndido y explicativo final. Aquí, sin que la historia tenga exactamente mucho que ver con aquella, sí que tiene algún punto en común, pero ese final, que podría haber sido tan luminoso, en el sentido de que de repente lo entiendes todo, puede haber a quien ni siquiera le sirva para entender lo más mínimo de una historia que podría haber dado bastante más de sí.




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