Selma Lagerlöf recibió el encargo de la Asociación Nacional de Maestros de escribir un libro que sirviera como texto para que los escolares se acercaran a la geografía de Suecia.
En principio la obra se publicó en dos partes, que aparecieron por primera vez en 1906 y 1907 respectivamente, aunque después ha habido multitud de ediciones, algunas de ellas reuniendo las dos partes en un solo libro y otras muchas, la mayoría, ediciones resumidas dirigidas al público infantil.
El protagonista es un niño, Nils Holgersson, de carácter indolente, algo caprichoso y que parece poco dispuesto a ayudar a sus padres cuando de trabajos en la granja que habitan hablamos. Nils es un niño travieso y con un punto de malicia infantil que se dedica a hacer perrerías a los animales de la granja familiar.
Un domingo en que decide no acompañar a sus padres a la iglesia, porque piensa hacer uso de la escopeta que su padre tiene colgada en la pared mientras éste se ausenta para asistir a los oficios religiosos, ve aparecer a un duendecillo sobre el baúl en que su madre guarda las pertenencias que heredó. Nils atrapa al duende, pero este, en venganza, le transforma en una especie de liliputiense, con lo que Nils se ve prisionero en su nuevo cuerpo, a merced de todos aquellos a quienes hizo pasar malos ratos.
Aprovechando que el pato Martin, uno de los animales domésticos de la granja, atiende a la llamada de los patos silvestres para que vaya con ellos en su camino primaveral hacia el norte, Nils se monta en su cuello y emprenderá un viaje que le llevará por toda Suecia, hasta Laponia.
Esta ficción permite a la autora ir haciendo descripciones de los ríos, montañas, valles, minas, industrias y cultivos de su país, que sabe tejer de manera ingeniosa con leyendas y relatos del folklore nórdico.
Nils hablará con los animales que encuentra a su paso, conoceremos a los renos, las raposas, las águilas, cisnes y, también a los animales domésticos que conviven con los hombres en las granjas. Al tiempo, viviremos las aventuras en las que Nils se ve envuelto y asistiremos a su transformación personal, pues desde entonces se convierte en el mayor defensor de los animales y de la naturaleza.
El libro tiene un alto contenido moral y quizá en la actualidad, no ofrece el mismo atractivo que en su momento, pues los gustos literarios han cambiado e incluso algunas de las descripciones que hace sobre paisajes y costumbres, han sufrido grandes transformaciones.
Posiblemente uno de los mejores homenajes al libro lo hizo el Nobel japonés Kenzaburō Ōe, quien al ir a recoger el premio en 1994, viajó a Estocolmo y dijo que de niño había leído muchas veces la novela y que le parecía estar viajando por un país que ya conocía.
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