En un motel de carretera es hallado el cadáver de un hombre desnudo y atado a una cama. El sargento Rubén Bevilacqua (Roberto Enríquez) y su colega Virginia Chamorro (Ingrid Rubio) se encargan de la investigación del caso, que es especialmente delicado porque Trinidad Soler (Joaquín Barrueco), el muerto, era ingeniero de una central nuclear, de modo que la prensa sensacionalista se ha apuntado a las especulaciones. La víctima era un hombre corriente, apreciado en su trabajo, casado y con hijos pequeños, en principio, no hay sospechosos. Lo único que averiguan Bevilacqua y Chamorro es que el ingeniero había llegado al motel acompañado de una joven muy guapa, que ha desaparecido sin dejar el menor rastro. Se llega a la conclusión de que la muerte debió producirse por accidente y el caso se archiva. Sin embargo, tres meses más tarde, la aparición del cadáver de una mujer en un bosque de los Pirineos, hace que la investigación se reanude.
Mientras su trabajo se complica cada vez más, la pareja afianza su relación personal. Ambos deberán buscar la verdad y explicar por qué el muerto, un hombre normal, decidió comportarse como un alquimista impaciente.
Segundo largometraje de la directora Patricia Ferreira, que repite género con este thriller que adapta el libro homónimo de Lorenzo Silva. Con una historia compleja, con muchos detalles e intrigas por resolver, su versión cinematográfica tiene su punto fuerte en la actuación de la pareja protagonista.
La historia es de esas que atrapan al espectador ya desde el comienzo y prueba de que al cine español se le da bastante bien este género a pesar de las dificultades que ofrece y del peso comparativo con el cine americano que tan bien sabe llevar a la pantalla estas historias.
Los diálogos, bastante logrados, le deben mucho al original literario al que el guión sigue casi de manera fiel.
Una buena película en líneas generales, entretenida y con ese poquito de morbo de la relación entre los dos protagonistas que guardan las distancias de manera muy profesional, pero en la que se instala una atracción latente que el film y los dos actores reflejan muy bien.
En segundo plano, un cierto tono de denuncia de la situación sociopolítica del momento, con empresarios que van desde el casi mafioso hasta el cacique provinciano de toda la vida, las comisiones en dinero negro, las amenazas y juegos sucios, las mafias extranjeras y la dificultad de una investigación sobre la que parece que sobrevuelan las zancadillas de las altas instancias que parece que temen que se revuelva más de la cuenta el vertedero y salgan a la luz asuntos y personas que interesa se mantengan ocultos.
Lo que hemos comentado en otras ocasiones, el cine español no tiene nada que envidiarse en muchos aspectos al cine americano.
ResponderEliminarSalud Trecce.
En efecto, Rafa, cuando se dan las condiciones (buen guión, buena dirección, financiación decente...), tenemos buenas películas y es cierto que hay basura por ahí, pero anda que no la tiene el cine americano.
EliminarLeí la novela y me gustó mucho como todas en las que intervienen los picoletos Chamorro y Bevilacqua.
ResponderEliminarLorenzo Silva, hijo de guardia civil y muy bien considerado en el cuerpo, tiene información de primera mano y se ve que ha sabido manejarla bien.
EliminarYo no he visto la película pero me la apunto, como al amigo Tella, las novelas de Lorenzo Silva me parecen muy buenas.
ResponderEliminarEscribe bien y sabe enganchar al lector con sus relatos.
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