ADÚ

 

Cuenta 3 historias que avanzan en paralelo: La de Adú (Moustapha Oumarou), un niño de 6 años, de mirada limpia y con ganas de vivir, que sufre por el asesinato de su madre y debe abandonar el país junto a su hermana mayor. En un intento desesperado por alcanzar Europa y agazapados ante una pista de aterrizaje en Camerún, ambos esperan la ocasión para colarse en la bodega de un avión. 

La de Gonzalo (Luis Tosar),  un activista medioambiental español  que no solo tiene que luchar contra la caza furtiva de elefantes, sino que también tendrá que reencontrarse con su hija Sandra (Anna Castillo), recién llegada de España,  que pese a ser muy joven, tiene importantes problemas. 

La tercera sucede en Melilla, la protagonizan unos guardias civiles que deberán actuar ante la llegada a la valla de un contingente muy numeroso de subsaharianos.

Dos son las principales críticas que se le hacen a este film: Que quiere abarcar demasiado y que dos de las historias quedan eclipsadas por la tercera y principal, el dramático viaje de Adú y las circunstancias que lo rodean, hasta el punto de que, en algunos tramos, las otras dos historias "molestan", hasta llegan a parecer fuera de lugar y dejan oscurecidos a sus personajes por la potencia que tiene la historia del niño y su peregrinaje.

Película bienintencionada, sin duda, pero el entrecruzamiento de las tramas está mal concebido y peor llevado a la práctica. Nada que ver con películas de planteamiento similar de historia que se entrelazan, como puede ser el caso de Babel, por ejemplo. Es una lástima, porque las tres historias son buenas y, de hecho, cada una podría haber dado para una película en sí misma, aunque una de ellas, la de los guardias civiles, nos recuerde mucho a Antidisturbios. Desde luego, tanto las interpretaciones, como la historia en sí misma de Adú y su triste destino, son lo mejor del film, una historia tan triste que solo la propia realidad puede superarla. 

Película mejorable, pero que se deja ver y disfrutar y con un mensaje demoledor para nuestras conciencias y para los que aún piensan que los inmigrantes procedentes de países pobres o en guerra, vienen a nuestro mundo para sacar provecho.