En el verano de 1833, Vladimiro Petrovich, vive con sus padres en Moscú, en la villa que estos tienen alquilada cerca de la Puerta Kalugski, frente al jardín Neskuchny. A la casa de al lado llega la arruinada princesa Zassekine, de cuya hija, Zinaida Alexandrovna, queda prendado.
A pesar de que desde sus 21 años, Zinaida ve a Vladimiro como un niño y de que él es consciente de esa situación, al ser admitido en el círculo de admiradores de la joven, él abriga lejanas esperanzas de conseguir su amor.
De manera exquisita y deliciosa, Turguenev relata las experiencias por las que pasa el adolescente que siente por vez primera la llamada del amor. De paso ahonda en otras cuestiones, los celos, el amor imposible, los juegos a los que Zinaida somete a sus enamorados... Como dice el protagonista de la historia: Ahora que las sombras del atardecer empiezan a envolver mi vida, ¿qué queda en mí, más lozano y más querido, que el recuerdo de aquella tormenta matutina, primaveral y fugaz?
Ivan Turguenev es otro de los grandes genios literarios que ha dado Rusia. Todas sus obras destacan por su exquisitez, por su análisis fino y por su elegancia y es normal que hayan pasado a formar parte del Patrimonio Universal.
ResponderEliminarAsí es, José Luis.
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