Justin Kemp (Nicholas Hoult), un hombre que podríamos considerar normal, forma parte de un jurado en un juicio por asesinato. Se encuentra luchando con un serio dilema moral que podría utilizar para influir en el veredicto del jurado y potencialmente condenar (o liberar) al acusado.
Como ya han señalado muchos críticos, una reflexión sobre los puntos grises de la justicia con la excusa de la tensión que vive el protagonista, cuyo sentido de culpa le lleva a argumentar a favor del acusado sin desvelar su implicación en el hecho que se está juzgando.
Técnicamente más que correcta, como no podía ser menos, los intérpretes están bien dirigidos por Clint Eastwood, si bien, tanto algunas de sus premisas, como el último giro de guion resultan bastante ventajistas, sin que soporten una explicación razonable, lo que supone una pequeña decepción para un film cuyo argumento, a mi juicio, promete más de lo que al final ofrece.
No obstante, me parece una buena película, que merece la pena ver.
No es el mejor Eastwood pero sí una película de juicios que tiene su interés.
ResponderEliminarEso es.
EliminarGracias por la recomendación. Un beso
ResponderEliminarGracias a ti.
EliminarLa verdad es que Clint Eastwood se está revelando como un magnífico director. No me parece la mejor película. Pero matuvo mi enterés todo el rato. Da la impresión de que la historia no ha terminado.
ResponderEliminarUn saludo
Esperemos.
EliminarTal vez su última película, aunque tienes razón en que no pasará a la historia como una de las mejores que haya dirigido.
ResponderEliminarPor fortuna, nos conformamos con que no es tan mediocre como algunos de sus últimos trabajos.
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