Freddie Benoît (Park Ji-min), una joven de 25 años, quiere viajar a Japón aprovechando que tiene dos semanas de vacaciones, pero a causa de un tifón su vuelo ha sido cancelado, así que, siguiendo un impulso, toma el avión que la llevará a Seúl, lo que supone regresar por primera vez a Corea del Sur, donde nació, antes de ser adoptada y criada en Francia. La joven emprende apasionadamente la búsqueda de sus orígenes en este país que le es extraño, dando un giro a su vida hacia nuevos e inesperados rumbos.
En 2011, Davy Chou, realizador y guionista del film, fue a presentar su largometraje documental al festival de cine de Busan en Corea del Sur. Su amiga Laure Badufle le acompañó para enseñarle lo que ella llamaba "su país". Aunque nacida en Corea, Laure fue adoptada en Francia cuando tenia un año y nunca regresó a su país natal hasta que tenía 23 años. En los intercambios con su familia (su padre biológico y su abuela), había una mezcla de tristeza, amargura, incomprensión y remordimientos, incluso una dimensión tragicómica pues, por momentos, eran incapaces de entenderse y lo hacían a través de una intérprete. La situación conmovedora que vivió, llevó a pensar al realizador y productor francés de ascendencia camboyana, que quizá algún día haría una película sobre el asunto.
Creo que era el propio Davy Chou quien relataba en un reportaje que cuando se entrevistó con personas que habían sido adoptadas para documentarse, descubrió que el verdadero drama para muchas de ellas comenzaba cuando se reencontraban con sus padres biológicos. Y es que, en ocasiones, el mundo que pintamos en nuestra imaginación nada tiene que ver con el real y cuando nos sumergimos en éste, puede que lleguemos a desear no haber abandonado aquel.
Freddie viaja a Corea de chiripa, y lo hace con la idea de pasar unas vacaciones y conocer nuevos horizontes, para nada desea buscar a su familia biológica, pero una especie de llamada interior, la impulsa a intentar contactar con ellos y eso supondrá abrir la caja de pandora y en lugar de cerrar viejas heridas, en algún caso reabrirlas y, en otros, crear otras nuevas. El destino ha enviado a nuestro personaje a otro mundo y quienes pueblan el lugar del que procede no logran acabar de entenderla, ni ella les entenderá tampoco. Siempre sobrevolando el desastroso pasado inmediato de Corea, con una guerra que sigue abierta aunque esté adormecida, del que en el fondo Freddie es víctima.
Esta no es la típica película en que una joven busca desesperadamente sus orígenes y esos saltos temporales sobre los que está construída la narración, nos permiten comprender mejor cómo ese pasado que nunca existió, transforma el presente de la protagonista en situaciones de infelicidad que trata de llenar con sexo casual, bailes desenfrenados o parejas a las que deja atrás con un simple chasquido de dedos, un vacío interior que va a resultar difícil llenar, porque a veces los mensajes que enviamos, no llegan jamás a su destinatario.