lunes, 4 de diciembre de 2023

UN LUGAR LLAMADO MILAGRO

 


Milagro es un pequeño pueblo en las montañas del norte de Nuevo México donde los campesinos viven al borde de la miseria por culpa de la escasez de agua. Su forma de vida y la propia ciudad se ven amenazadas por el enorme proyecto de construír un parque de recreo, impulsado por el empresario Ladd Devine (Richard Bradford). La activista local Ruby Archuleta (Sonia Braga) sabe que, en última instancia, el proyecto obligaría a los habitantes a vender su propiedad y abandonar la ciudad, pero la comunidad aún está dividida. Todo comienza a cambiar cuando John Mondragón (Chick Vennera), uno de los agricultores locales, accidentalmente rompe una compuerta de canal de riego del que los lugareños tienen prohibido coger agua y la desvía de la propiedad de Devine, lo que le permite regar el campo de frijoles en el lugar exacto en que Devine quiere construir un campo de golf. Mondragón se niega a vender su campo y la población local poco a poco comienza a apoyarlo. A medida que el conflicto aumenta, el gobernador envía al lugar al detective de la policía Kyril Montana (Christopher Walken), quien intentará resolver el problema mediante la intimidación.


El guion se basa en la novela publicada en 1974 "The Milagro Beanfield War", de John Nichols, quien también coescribió el guion junto con David S. Ward (El golpe). 
La película ganó el Oscar a la Mejor banda sonora, por la música de Dave Grusin (En el estanque dorado, Los fabulosos Baker Boys) que, ante los malos resultados de taquilla del film, ni siquiera había acudido a la gala de la Academia de Hollywood, en la seguridad del que el premio no sería para él.


Cuando una historia es obvia, hay que buscar la forma de hacerla atractiva para el espectador, de lo contrario, este puede caer en una especie de abulia. Y en esta ocurre algo por el estilo, si por un lado está un campesino pobre que no puede regar su tierra porque las autoridades han "arreglado" las cosas para que los de un lado del canal no tengan acceso al agua y los del lado contrario sí y de ese lado contrario está un ricachón que va a amasar más dinero con un complejo que, además, va a suponer la emigración de la población autóctona (la mayoría hispanos) y a degradar el medio natural, está claro de que lado se va a poner el público.
Robert Redford, realizador del film, no da con la tecla, por una lado pretende intercalar situaciones humorísticas y, salvo algún momento en que las salidas de Rubén Blades, en su papel de sheriff, nos arrancan una sonrisa, tampoco es que resulte demasiado graciosa. El film se adentra en un confuso panorama en que mezcla una especie de drama realista con carga política sobre el medio ambiente y las culturas indígenas en peligro por las fuerzas del capitalismo desenfrenado dominadas por las élites conservadoras (no es casual que esté ambientada en la época del mandato presidencial de Reagan) y una comedia populista parecida a una fábula que utiliza elementos de realismo mágico.
Buenas intenciones para este film en el que quizá no han sabido amalgamar todas esas cosas. Eso sí, algunas imágenes preciosistas, por ejemplo, las que preceden a los títulos de crédito iniciales.




2 comentarios:

  1. Una bienintencionada fábula en la que lo social y lo ecológico se unen para articular un optimista discurso que en su formulación pretende enlazar con la transpa­rencia expositiva y el espíritu liberal de algunos clásicos (Capra). Pero una cosa son las intenciones y otra, a veces muy distinta, los resultados. Y Redford, en su segundo trabajo como realizador, se quedó en la medianía voluntariosa.

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