Antoine (Denis Ménochet) y Olga Denis (Marina Foïs) son una pareja francesa que se instaló hace tiempo en una aldea del interior de Galicia. Allí llevan una vida tranquila, aunque su convivencia con los lugareños no es tan idílica como desearían. Un conflicto con sus vecinos, los hermanos Anta, hará que la tensión crezca en la aldea hasta alcanzar un punto de no retorno.
Dirigida por Rodrigo Sorogoyen, con guión del propio realizador y de Isabel Peña, el film se basa en una historia real acaecida entre 2010 y 2014 en Santoalla, una aldea cercana a Petín (Ourense). El 19 de enero de enero de 2010, desaparece Martin Verfondern, un holandés nacionalizado en España, que llevaba viviendo en Petín desde 1997 junto a su mujer, Margo Pool. Junto a los Rodríguez (Jovita, su marido y sus dos hijos), eran las únicos habitantes de Santoalla. Sus relaciones, normales al principio, se fueron enturbiando por disputas varias, la más llamativa provocada por los 6.000 € que una compañía energética prometió a ambas familias por cada uno de los 25 molinos eólicos que querían instalar en la aldea. Martin se negó y comenzaron las amenazas y agresiones que culminaron en tragedia. Las investigaciones emprendidas por la Guardia Civil, no dieron fruto hasta cuatro años después, en junio de 2014, cuando fue localizado el automóvil y los restos mortales de Martin a 12 kilómetros de su domicilio. Margo continúa viviendo en Santoalla, siendo en la actualidad la única vecina del lugar.
Además de la irreprochable factura técnica y artística y de la impecable dirección de unos actores de los saca el máximo partido, con la pareja francesa interpretando un film que, en su mayoría se habla en un idioma que no es el suyo y la buena labor del resto, con un Luis Zahera que parece que juega en una división superior a pesar de lo bien que lo hacen sus compañeros de reparto, además digo, de eso y de lo bien que está desarrollado el misterio para atrapar la atención del espectador, a mí hay un par de cosas que me han llamado la atención por encima del resto. Por un lado, la manera en que está narrado el conflicto, algo que, de formas diferentes, hemos visto mil veces en el cine de todo tipo de género, desde los western con granjeros y ganaderos, hasta situaciones más actuales que retratan la dicotomía entre las sociedades rurales y urbanas. Sorogoyen da voz a todos ellos, quizá el mejor resumen de lo que hace y cómo lo plantea, sea la escena de la taberna en que el francés y Xan (Luis Zahera) hablan, con el hermano de este como testigo, en un memorable diálogo en que se plantea la nada sencilla conciliación de intereses que vemos en tantas ocasiones a nuestro alrededor entre ese ecologismo defendido por personas ilustradas que ve las cosas a largo plazo y la realidad que enfrentan cada día quienes viven en esos entornos a preservar, a los que están atados y de los que desean escapar porque no le ven futuro, para quienes cualquier ocasión de salir de aquello de forma inmediata supone, poco menos que una liberación, aunque sea a costa de dañar, en ocasiones de forma irreparable, el entorno en que viven; un dilema extrapolable a distintas escalas al provocado por motivos parecidos entre naciones más o menos ricas o sociedades más o menos avanzadas.
Por otro lado, ese último capítulo de la película, justo después de que asistamos al clímax, criticado por algunos para quienes le hace perder interés y que dicen no está a la altura de lo que hemos visto antes. Pues bien, a mí me parece que en esa parte final, el realizador madrileño da voz y protagonismo a un personaje hasta entonces en segundo plano, el interpretado por Marina Foïs, una mujer silenciosa, aparentemente sencilla, pero muy fuerte, a la que Sorogoyen quiere rendir homenaje, de hecho el film está dedicado al personaje real. Con una escena sobrecogedora y tremenda, que consigue que el espectador sienta todo el miedo que siente la hija, Marie (Marie Colomb) cuando acompaña a su madre al mercado de ganado, en un ambiente hipermasculino.
Un film muy bien hecho, con una historia de lo más interesante, narrada con destreza y buen manejo del tiempo y sacando partido al lenguaje cinematográfico de una manera brillante.
Una gran película que disecciona magistralmente las rencillas entre los miembros de una pequeña comunidad rural.
ResponderEliminarAsí es, yo también creo que está muy bien hecha.
EliminarUn thriller impecable que no cede a la tentación del efectismo para dar voz a todos sus personajes.
ResponderEliminarEn efecto, todos tienen su momento y la película expone sus razones.
EliminarHola Trecce!
ResponderEliminarSuscribo hasta la ultima coma de tu critica, me ha parecido de lo mas acertado. Esa escena en la taberna que describes es para no pestañear, estupenda la lectura que haces al respecto.
Saludos!
Gracias, Fran, yo pienso que tiene grandes momentos y buenas escenas y diálogos.
EliminarHe visto el trailer y leí reseñas., como en El cine sin gafas
ResponderEliminarY me parece que la simpatía está puesta en el matrimonio francés, especialmente en ella.
Despierta mi curioisidad.
Saludos.
Algo de eso debe haber cuando la película está dedicada a ella.
Eliminar