CRIMEN EN LAS CALLES

 

Después de una disputa territorial con un grupo rival, Frankie Dane (John Cassavetes) líder de la pandilla callejera "The Hornets" le dice a su banda que haga lo que nunca antes habían hecho: matar a un hombre que denunció a uno de ellos a la policía.

Reginald Rose escribió y Don Siegel dirige la versión cinematográfica de un relato visto por primera vez en televisión, del que Sidney Lumet era el director. En esta ocasión James Whitmore y Sal Mineo acompañan a John Cassavetes que ya había intervenido en la versión televisiva, bajo la dirección de Don Siegel.

Probablemente al rebufo de Rebelde sin causa, estrenada un año antes, este film sobre jóvenes conflictivos, se desarrolla en escenarios de estudio, prácticamente sin salir de la calle en que los chavales viven y que consideran su territorio. 

La narración transcurre por un sendero que recurre a los tópicos del subgénero, introduciendo aquí un personaje que tiene cierta relevancia, el del trabajador social del barrio, interpretado por James Whitmore, que lucha por reconducir el rumbo equivocado que han tomado los muchachos a base de comprensión y de ponerse en su lugar, mediando, en la medida de lo posible, con las familias, desquiciadas a veces, por el comportamiento desafiante de sus hijos. 

Al final de una historia dramática y dura, se impone el mensaje moral, no sin antes haber dejado sus momentos de denuncia ("la sociedad solo se preocupa de nosotros porque nos tiene miedo") y el retrato de un joven atormentado por un pasado familiar de maltratos (por lo que se supone) con madera de líder, pero con reacciones histéricas y desmedidas que hace daño a quienes le rodean y quieren, con el único fin de llamar su atención y solicitar su cariño, aunque él no lo sepa e incluso lo niegue.