Yoel Raviv, agente del Mossad (aunque el nombre de este servicio nunca se menciona explícitamente), acaba de enviudar y decide abandonar su profesión y alquilar una casa en las afueras de Tel Aviv para empezar una nueva vida junto a su hija, su madre y su suegra.
Conforme avanza el tiempo de este retiro de la actividad profesional, va siendo consciente de que, entregado en cuerpo y alma a su trabajo, a la defensa de su país, realmente nunca ha llegado a conocer de verdad a las mujeres que le rodean, sobre todo a su esposa y a su hija.
Amos Oz, fue uno de esos eternos candidatos al Nobel hasta su muerte relativamente reciente, hombre comprometido con lo que en Israel puede ser considerado como pensamiento de izquierdas, tras participar en la Guerra de los Seis Días y en la Guerra de Yom Kipur, fue uno de los fundadores del movimiento pacifista Shalom Ajshav ("Paz Ahora").
Sin que aparentemente sea el tema central, Oz nos habla en su libro de su país sin hablar de él, sino a través de los personajes y de la actividad del protagonista. Raviv no era un agente de los de película, seguramente responde a lo que en realidad son estas personas, llega a decir en uno de los párrafos que no se reconoce en los libros de Le Carré, que él solo tuvo que sacar su pistola una vez, en el aeropuerto de Atenas y eso porque un tipo se puso en actitud amenazante, pero sin llegar a más, por supuesto, jamás llegó a hacer uso de ella, de eso se encargaban otros.
La novela, se detiene en los detalles de la vida de este personaje, en su pasado y en su presente y tiene algo de la propia vida del autor, sobre todo de los recuerdos de su madre, muerta cuando apenas contaba 12 años, y de su penoso viaje desde Odesa a Vilna y de allí, dieciséis años más tarde, hasta Palestina cuando estaba bajo mandato británico, aunque todo eso aconteció antes de que Amos naciera. Esos detalles se repiten cada cierto número de páginas, pero la novela no se hace para nada reiterativa y se apoya mucho en los personajes que rodean a Yoel en los que podemos reconocer a gente aparentemente corriente pero que representan a tipos que en la vida real conforman el paisaje de aquella nación.
Y, por encima de ello, la fuerza y la soltura narrativa de Amos Oz que hacen que la lectura de una novela de trama sencilla, sin aparentes atractivos en cuanto a lo que nos narra, nos resulte amena y de lectura francamente agradable.
Hola.
ResponderEliminarMe gusta absolutamente todo lo que dices. He leído mucho sobre agentes del Mossad (en esos casos sí lo decían) y me encanta el tema, además en este caso veo un enfoque diferente.
Tomo nota.
Feliz día.
El trabajo del protagonista, como se deduce fácilmente, no es el asunto principal del libro, ni este contiene esas aventuras en las que a veces participan estas personas, además, como él dice, su trabajo consistía básicamente en comprar lo que otros ofrecían y su principal talento era que sabía calibrar con bastante precisión si las informaciones valían la pena y, en su caso, cuál era el precio que merecían.
EliminarSiempre es preferible enfrentarse a todos los pérfidos enemigos de Israel, y mira que tiene, que convivir con una suegra.
ResponderEliminarLa suegra y la madre se llevan estupendamente, participan en actividades y hacen un poco su vida.
EliminarHace relativamente poco vi "A Tale of Love and Darkness" (2015), una ambiciosa película de Natalie Portman (dirige y actúa), complicada adaptación de las memorias de Amos Oz; difícil por lo que cuentas, con numerosas idas y venidas en el tiempo.
ResponderEliminarAquella es una sociedad complicada, supongo que como todas (¿no lo es la nuestra?), pero con peculiaridades tan propias que la hacen diferente.
EliminarComplicada no lo sé, pero diversa seguro que sí. Tengo pendiente leer alguna novela de Amos Oz.
ResponderEliminarAl final, como tantas otras.
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