viernes, 25 de marzo de 2022

ATLANTIC CITY

 


A Lou Pascal (Burt Lancaster), un viejo gángster de poca monta que consigue algún dinero con las apuestas y que siempre soñó con llegar a ser más de lo que es, lo mantiene en realidad Grace Pinza (Kate Reid), la viuda de su antiguo jefe. En el mismo edificio que ellos y que será demolido en breve, vive Sally (Susan Sarandon), una atractiva mujer aspirante a croupier cuyo cuerpo lo tiene obsesionado. Aunque Sally no conoce a su vecino, este la espía desde su ventana cuando hace su ritual diario de darse friegas de limón recién cortado, jabón y perfume sobre su cuerpo para quitarse el olor a pescado. Sally estudia para conseguir su sueño, quiere ser más culta y aprender francés para trabajar algún día en los casinos de Montecarlo, aunque mientras tanto, trabaja abriendo ostras en el Resorts Casino . 
Los sueños de estos personajes se verán afectados por la llegada a Atlantic City de Dave Matthews (Robert Joy), el marido holgazán de Sally a la que abandonó, y su actual pareja, la embarazadísima Chrissie (Hollis McLaren), que resulta ser la hermana menor de Sally. Lo que Sally desconoce es que Dave y Chrissie traen consigo un importante alijo de cocaína robado a una organización criminal.


Un anciano que dice que fue gangster, que trabajó para los grandes, Capone y compañía y que fue compañero de celda de uno de ellos, cuando en realidad solo estuvo con él cinco minutos durante un alto en un traslado en una comisaría. Todo patrañas inventadas y la única vez que tuvo que actuar para defender a su jefe del que era guardaespaldas, salió huyendo. Ahora vive de las migajas de la viuda de su antiguo patrón como recadero y chico para todo, cuidando a esta anciana, vieja belleza local que vino a la gran ciudad a participar en un concurso de dobles de Betty Grable y se pasa el día en la cama quejándose de dolencias la mayoría inventadas.
Una joven sin apenas estudios que se prepara para conseguir su anhelo de ser croupier de black-jack, tratando de cultivarse escuchando música clásica y oyendo cintas de un curso de francés porque sueña con trabajar un día en los casino de Montecarlo.


Un grupo de personajes en proceso de demolición, como la misma ciudad que derriba viejos edificios para renovar su aspecto. A ellos la oportunidad les llega cuando matan al marido de Sally que la abandonó por su hermana, un tipo al que sus enemigos no quieren ni muerto porque no vale nada. El viejo Lou venderá la droga y todos saldrán beneficiados de este detestable negocio y a pesar de dedicarse a él, nos caen en gracia, nos resultan amables, nos dan pena y deseamos que las cosas les salgan bien.
Una mezcla de cine europeo y americano en la que Louis Malle desarrolla una historia que ni es de amor, aunque Lou esté enamorado de Sally en un amor del todo imposible; ni es una comedia, aunque tenga diálogos y situaciones impagables que nos hacen sonreír a menudo; ni acaba de ser un drama, porque aquello, en general, acaba bien para todos. Su virtud está en que sabe ensamblar a la perfección esta especie de mezcolanza con su estilo ligero, clásico, sencillo y muy eficaz y unos personajes muy bien desarrollados e interpretados (nominaciones a los Oscar para el director y para Lancaster y Sarandon) y que con esa sátira y el humor en que está envuelta, resulta de lo más agradable e interesante. Sin duda una acertada opción para pasar un rato de buen cine.




2 comentarios:

  1. Gran película a cargo del que probablemente es, junto con Maurice Pialat, uno de los cineastas más infravalorados del cine francés (por lo menos a nivel de público).

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