Se ha profetizado que Pelias (Douglas Wilmer) tomará el trono de Tesalia, pero que lo perderá a manos de un hombre con una sola sandalia, hijo del depuesto rey. Veinte años después, ese hombre, Jason (Todd Armstrong) salva a Pelias (Douglas Wilmer) de ahogarse, pero no lo reconoce como el hombre que antes había matado a su padre, Pelias le dice a Jason que viaje a Colchis para encontrar el Vellocino de Oro. Jason sigue su consejo y reúne a una tripulación de navegantes compuesta por los mejores hombres de Grecia, incluido Hércules (Nigel Green). Están bajo la protección de Hera (Honor Blackman), reina de los dioses. Su viaje está repleto de batallas contra arpías, un Talos gigante de bronce, una hidra y un grupo de esqueletos animados.
Película que tiene mucho de film de culto, porque muchos amantes del cine, personas hoy ya mayores, ancianas si se quiere, aprendieron a amar el cine con películas como esta del ya lejano 1963, cuando sus ojos no veían imperfecciones y solo disfrutaban con lo que la mirada de un niño es capaz de contemplar. Cuando, ya de mayores, se vuelve a ver este film, se observan sus defectos, pero el cariño con que se recuerda, ya ha dejado su impronta y no pueden por menos de verse trasladados a otro tiempo en que disfrutaban el cine de otra manera y eran capaces de apreciar la magia que les ofrecía.
Y es que el mayor encanto de este film, son los efectos especiales de un mago en las técnicas del stop motion llamado Ray Harryhausen y con él, un equipo de personas capaces de pasarse meses y meses trabajando en figuras y situaciones que iban a durar tres o cuatro minutos en pantalla.
Tal vez a las generaciones posteriores les aburra, seguramente a alguno le dará hasta risa, pero quien sepa apreciar todo el trabajo y el arte que hay detrás de aquello, cuando los efectos especiales lo eran de verdad y no una serie de composiciones que cualquier chaval es capaz de hacer con un adecuado programa de ordenador, esos, digo, quizá por un momento, serán capaces de disfrutar del mundo mágico que tenían ante sus ojos aquellos niños de hace más de medio siglo.
Un gran clásico. Me encanta! Sigo admirando al maestro Ray Harryhausen, fue un pionero en su materia.
ResponderEliminarTodo un maestro, en efecto.
EliminarUna maravilla llena de una gran imaginación. La mejor de cuantas películas trabajó Harryhausen y que sigue siendo muy disfrutable a día de hoy.
ResponderEliminarComo tú dices, hay que saber apreciar el arte (y cariño) puesto en los efectos de esta película.
Saludos.
La verdad es que te tienes que poner en la época, esos efectos que se nota mucho que son algo añadido, pero que en aquel entonces suponían un trabajo titánico y una verdadera obra de arte hecha con todo el cariño.
EliminarUna de mis películas favoritas de todos los tiempos. La escena del ejército de esqueletos o la de Talos, el coloso de hierro, dan buena fe del enorme talento de quienes la hicieron.
ResponderEliminarPara quien tenga la suerte de saber apreciarlo, es una auténtica maravilla.
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