Documental que realiza un amplio repaso de la vida del autodenominado “Caudillo”, lo que supone un repaso a la historia del siglo XX hasta ese momento. Así, los principales acontecimientos del siglo son analizados a través de la vivencia de Franco, que fue protagonista de algunos de ellos y coetáneo de muchos más.
Hagiografía de la figura de Franco realizada por José Luis Sáenz de Heredia que, si bien era un director competente, muy amigo de Buñuel (aunque sus películas no son comparables), nos muestra que esto del documental no era lo suyo.
Con una introducción que se pierde en los preparativos de un desfile conmemorativo, pasa a relatarnos la vida del generalísimo desde su nacimiento, haciendo hincapié en su etapa militar y sus ascensos fulgurantes. Bueno, para quien esté interesado, no está mal, porque además, aunque sea de aquella manera, se hace un repaso de la convulsa situación española desde la pérdida de las últimas colonias hasta el levantamiento militar del 36.
Lo peor, además de esa introducción afectadamente lírico-heróica, son las entrevistas que nos va colando, la primera al médico que le atendió en África tras sufrir su primera herida de guerra; más adelante, cuando se detiene en el comienzo de la guerra, se va, sin ton ni son, a la Exposición Universal de Nueva York, para realizar allí una entrevista al embajador español ante la ONU, Manuel Aznar y, de paso, decirnos que el pabellón español es la repera y que la revista Life pone por las nubes a España. Pero el remate, es la entrevista que cierra el film, hecha por el realizador al propio Franco en dependencias de El Pardo. Sáenz de Heredia parece que va a sufrir en cualquier momento un esguince cervical por la postura de su cabeza exageradamente devota, rayana en la sumisión, mientras Franco, en respuestas previamente memorizadas va respondiendo a sus preguntas a cual más sonrojante y demostrando que no sabe manejarse ante la cámara y con aquella voz de tono aflautado y entonación monocorde tan reconocible.
Hay quien encuentra cierto interés en este trabajo por presentarnos al dictador aún vivo, para mi, no tiene el más mínimo, ni siquiera como documento histórico, me ha parecido mal hecho, no solo porque no sea objetivo, que eso, cuando se tiene un mínimo de cultura histórica, es sencillo de obviar, sino porque resulta jabonoso hasta el esperpento y las razones que desde determinados puntos de vista, para mí legítimos, pudieran tener quienes aún consideran que la situación de España era tan caótica que había que cortar por lo sano, quedan desvirtuadas por las tergiversaciones y medias verdades que se nos plantean alrededor de la figura del Caudillo y quien de verdad tenga formación histórica, no digo de manera académica, sino como simple degustador de la historia, lo que ve es una prueba más de que aquel señor se lo montó muy bien, que supo jugar sus cartas haciendo creer a algunos que era un protegido de la providencia y que su impostura le valió, entre otras cosas, para que se hicieran cosas como este tipo de documentos gráficos.
Pues concuerdo con todo lo que dices. A veces me pregunto cómo es posible que existan personas con tal poder de convicción, o persuasión o de lo que sea, que logran que la gente los vea como ellos quieren verlos. Han pasado muchos años desde esostiempos y queda mucha gente que se cree esas terjiversaciones y medias verdades que mencionas.
ResponderEliminarMuy feliz semana.
Feliz semana para ti también y, como siempre, gracias por la visita y el comentario.
EliminarEl personaje no daba para más: la película resulta tan mediocre como el tirano que pretende ensalzar.
ResponderEliminarAlgo así.
EliminarQue tal Trecce!
ResponderEliminarIrregular como bien apuntas. Para ver una vez por aquello de la curiosidad.
Saludos!
Ni más, ni menos.
Eliminar