EL REY DE LA COMEDIA

 

Rupert Pupkin (Robert De Niro) es un cómico obsesionado con la fama y convertirse en el mejor en su campo. Un día Rupert conoce a su ídolo, Jerry Langford (Jerry Lewis), y le suplica la oportunidad de aparecer en su show, pero éste se la niega. Sin embargo Pupkin no cejará en su empeño, acosando a Jerry para intentar poder conseguir sus propósitos y, con ayuda de su amiga Masha (Sandra Bernhard), utilizará un método contundente para poder obtener sus minutos de celebridad.

Seguramente, más de uno (empezando por mí), no adivinaría quién ha dirigido esta película de no saberlo previamente y es que supone un film que se aleja de los parámetro habituales en el cine de Scorsese.

Calificada por la crítica especializada como una comedia negra, supuso un absoluto fracaso en taquilla.

Quizá Scorsese se adelantó algo en el tiempo o, tal vez, aquellos a quienes no gustó, no fueron capaces de apreciar el retrato sobre los defectos de la cultura de masas que hace la película. En todo el mundo hay casos, también aquí en España conocemos muchísimos, cada vez más, de personajes que se hacen famosos de buenas a primeras, cuyo mayor logro es haber tenido una hija con un famoso o haber cometido algún delito de esos que la sociedad no ve como peligrosos y que amparándose en las estratagemas de marketing de las cadenas televisivas, alcanzan del favor de un público ávido de contemplar en pantalla cuantas más miserias mejor, que llega a idolatrar a estos personajes que presumen de su ignorancia e incultura, presentándose como adalides de quienes pretenden triunfar viniendo de la nada y que no tienen reparo en abrir sus carnes ante la audiencia. 

Scorsese pone en solfa a conductores y productores de estos programas, capaces de cualquier cosa con tal de aumentar la audiencia, exponiendo ante ella las tragedias íntimas de estos idiotas, celebradas por presentadores e invitados con chanza e ironía soterrada y aceptadas por estos sujetos porque se han convertido en su medio de vida y, sobre todo, porque les han permitido saborear su minuto de éxito. 

Así pues, una película mucho más actual de lo que pudiera parecer y en la que contemplamos muchos de los tics que caracterizan a la basura televisiva. Un film que merece la pena rescatar del olvido aunque muchos lo sigan considerando como una obra menor de su creador.