Debido al triunfo de la Revolución, Carola Jungbunzlav (Marisol), la joven y hermosa heredera del trono, abandona su país para salvar la vida. Constantemente vigilada por sus servidores, amenazada por continuos atentados, sometida a las puntillosas exigencias de su cargo, se aburre desesperadamente. Un día, no pudiendo soportar más su encierro, se escapa de casa. Descubre entonces el placer de la libertad y, por primera vez en muchos años, se siente feliz. Además, se enamora de Daniel Rey (Tony Isbert), un joven español que trabaja en una sala de fiestas para pagarse los estudios, y como Carola carece de recursos económicos decide ponerse a trabajar como cantante y bailarina.
Dirige la película Jaime de Armiñán, uno de los realizadores más reconocidos de la cinematografía española, que también firma el guión junto a Leo Anchóriz.
Armiñán, no gustaba de hablar mucho de esta su primera película que, al parecer, le fue encargada con el fin de que Marisol diera el paso definitivo de niña a mujer. Según cuenta él mismo, el productor, Manuel Goyanes, alteró bastante el guión, desvirtuándolo. Bueno, tampoco sabemos cómo era el guión original, pues Armiñán, junto a producciones de éxito (la serie televisiva Juncal, por ejemplo), tiene otras obras algo mediocres.
El caso es que la película es bastante normalita tirando a mala, pero cuenta con la presencia arrolladora de Marisol, vestida muy chic por la firma parisina Sylvain, que está muy guapa en este film y actúa con el carisma que ella tenía.
Dicho todo esto, para mí, lo mejor del film, aparte de la protagonista, es el retrato de la Barcelona de la época, todo un documento emotivo para quienes la conocimos en los años inmediatamente posteriores, con sus lugares emblemáticos muy bien retratados (el Tranvía Azul del Tibidabo, el puerto, el Barrio Gótico, Las Ramblas, el metro con sus paredes alicatadas...).
La historia que narra es un tanto rocambolesca, con un fondo de intriga y está bastante mal aprovechada. Tiene sus momentos de humor, que te hacen sonreír, sobre todo con la pareja que forman Rafael Alonso y José Sazatornil, con algunas escenas muy graciosas. Las canciones poco relevantes y un montaje que me ha parecido atropellado.
Como mera anécdota, en la misma aparecen haciendo pequeños papeles, varios amiguetes (lo digo en el mejor sentido del término) del director: Fernando Fernán Gómez, José Luis Coll, Chicho Ibáñez Serrador...
Se ve con agrado si no eres demasiado exigente y como documento de época se aprecian detalles como los póster de Mao y el "Che" Guevara en la habitación de Daniel, retrato de las inquietudes de buena parte de los jóvenes de la España predemocrática, o los dibujos y animaciones entre pop y psicodélicos, tan de moda entonces, que acompañan algunas canciones de la protagonista.
Vamos, una película bastante prescindible. No la salva ni el retrato de Mao.
ResponderEliminarPues sí, bastante mediocre.
Eliminar