Marisol es una niña con un corazón amable y una imaginación desbordante. Un día, mientras visita un museo es testigo del robo de un cuadro famoso, "La Virgen de las rosas", y su reemplazo por una copia. Al principio, cuando lo cuenta, nadie la cree, pero finalmente verifican la veracidad de su declaración. Uno de los integrantes de la banda se llama Pepe (Rafael Alonso), y es un viejo ventrílocuo conocido artísticamente como "Joe Carter". Cuando Marisol aparece en televisión amenazando con delatarlos si no devuelven la pintura, deciden secuestrarla, aunque en el fondo son buenas personas incapaces de hacer daño a nadie.
Llegaba la hora de estirar como un chicle la mina de oro que Goyanes había encontrado en la niña prodigio del cine español de los 60, el problema es que aquí Marisol ya tenía más de señorita que de niña y encima hacen una película con un guión horroroso que en muchos tramos, si no en todos, da vergüenza ajena, con diálogos penosos y situaciones increíbles y realmente patéticas.
Por tercera vez, Marisol es una niña huérfana, así que la cosa ya empezaba mal, porque se repite la misma premisa que en sus anteriores películas y el asunto ya estaba muy visto.
Sin duda la peor de las tres películas de la etapa infantil de la malagueña, todos están mal, incluída la propia Marisol que se hace repelente y está fatalmente dirigida. Y eso que en el reparto hay nombres muy respetados de la escena española de la época (Guillermo Marín, José Mª Caffarell, Rafael Alonso...), que no es que lo hagan mal, supongo que harían lo que pudieron y se les pidió, pero es que el guión no da para más y resulta patético ver a esta gente haciendo el memo en escenas cutres, pero cutres a más no poder.
Lo único destacable, las canciones, entre ellas "Chiquitina" y sobre todo, la que da título a la película, que ha trascendido al paso de los años.
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