En el contexto de las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2016, la presentadora de Fox News, Megyn Kelly (Charlize Theron), se ve envuelta en una controversia, después de cuestionar al candidato republicano, Donald Trump, por sus comentarios misóginos.
Pero, el 6 de julio de 2016, será la presentadora del canal, Gretchen Carlson (Nicole Kidman), recientemente despedida, quien ponga en marcha una vorágine de eventos, al sacar a la luz su negativa a intercambiar favores sexuales con el magnate de Fox News, Roger Ailes (John Lithgow). Otras periodistas, como la ambiciosa y joven productora, Kayla Pospisil (Margot Robbie), sacan a la luz sus casos. Ahora, tres mujeres perjudicadas están a punto de revelar el mundo tóxico del acoso sexual en un entorno laboral, empeñadas en derribar al poderoso magnate de la corporación.
El reparto de la película es uno de sus principales atractivos, ya que reúne a actrices de primer nivel, tanto consagradas en el medio, como rostros con gran proyección. Entre ellas se encuentran Nicole Kidman, quien interpreta a Gretchen Clarkson, así como Charlize Theron en el papel de Megyn Kelly y Margot Robbie como Kayla Pospisil. Cabe aclarar que este último es un personaje ficticio, posiblemente mezcla de otras cuantas personas y situaciones que existieron realmente, mientras que los otros están basados en personas reales.
La fuerza y el interés de la película está en la propia historia que narra, pero creo que, siendo interesante y de mucha actualidad su mensaje, pierde la ocasión de haber hecho algo bastante mejor y más con el reparto de que goza.
Creo además que, para el público de fuera de los EE.UU., pierde bastante interés al hablarnos de personas que nos son poco familiares o totalmente desconocidas. A todos nos suenan, por ejemplo, los Murdoch, al menos el apellido, ellos son los dueños de la cadena Fox en que se produjeron los hechos narrados, pero a la hora de ubicar a Robert Ailes, el todopoderoso factotum de la emisora, nos empezamos a perder un poco y ya, al hablar de las presentadoras, muy conocidas en su país, nos acabamos de despistar del todo y podemos perder la referencia de que son personas reales.
Asimismo, el mensaje no tiene la fuerza que cabe esperar de estas situaciones tan desagradable y, por desgracia, más cotidianas de lo que pensamos, aunque no siempre estemos hablando de violaciones o de abusos explícitos sobre las mujeres, siguen siendo abusos, muchas veces disfrazados bajo un lenguaje sutil o con veladas amenazas (que después se cumplen) de no renovación de contratos o de zancadillas a la hora de promocionar profesionalmente.
El film es el retrato del típico obseso que lleva sus fetichismos al extremo de hacer lucir faldas (cuanto más cortas y ceñidas mejor) y tacones a sus empleadas y obligar a los realizadores a que saquen en pantalla las piernas de las presentadoras, porque según él, es lo que quiere el público; eso unido a favores sexuales de toda índole que hacen perder la dignidad a quienes se ven obligadas a aceptar el sucio juego. Lo curioso (algo también sacado de la realidad), es que las más belicosas de sus defensoras, son mujeres, comenzando por su propia esposa.
La película está bien, aunque a veces la forma de ofrecer los datos puede resultar un tanto mareante, pero ya digo que carece de cierta garra a la hora de trasladarnos esta interesante historia.
Sí, si ya nos cuesta estar al tanto de quién es quién aquí, como para estar al día con la sociedad yankee.
ResponderEliminarA mí, al menos, de nada me sonaban estas mujeres, al parecer muy conocidas en su país.
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