La familia Perron, formada por el padre, Roger (Ron Livingston), la madre Carolyn (Lili Taylor) y sus cinco hijas: Andrea (Shanley Caswell), Nancy (Hayley McFarland), Christine (Joey King), Cindy (Mackenzie Foy) y April (Kyla Deaver), se traslada a vivir a Rhode Island, a una casa que acaban de adquirir, apartada de la carretera y junto a un río.
Desde el comienzo, empiezan a ocurrir extraños fenómenos, olores desagradables que aparecen y desaparecen sin motivo aparente, un frío gélido a pesar de que la caldera funciona perfectamente, ruidos que no se sabe de donde provienen, los pájaros se estrellan contra uno de los muros de la casa rompiéndose el cuello, todos los relojes se paran a la misma hora, poco después de la tres de la madrugada, las fotos que cuelgan en la subida de la escalera aparecen en el suelo y el perro de la familia, que se ha negado a entrar en la casa, aparece muerto.
Además, pronto comienzan a sentir una presencia extraña entre ellos, por lo que deciden pedir ayuda a un matrimonio de investigadores de fenómenos paranormales, son Ed y Lorraine Warren (Patrick Wilson y Vera Farmiga, respectivamente). Lorraine, en su primera visita a la casa de los Perron, ya siente la presencia de un ser maligno y, tras investigar la historia del edificio, averiguan que, en el pasado, estuvo habitada por una de las encausadas en los procesos por brujería de Salem y que aquella mujer había matado a su pequeño hijo como ofrenda al diablo, para acabar ahorcándose en uno de los árboles que hay frente a la entrada de la casa y que aún está allí.
Ed y Lorraine Warren son dos investigadores estadounidenses de fenómenos paranormales (Ed falleció en 2006), que se dedicaban a ayudar a las personas investigando este tipo de fenómenos.
Cuando los casos se les fueron acumulando, fundaron la Sociedad de Nueva Inglaterra para la investigación psíquica (New England Society for Psychic Research).
La Sociedad no cobra por sus investigaciones, solicitando ayuda económica únicamente para cubrir algunos de los gastos ocasionados y los médicos, investigadores, policías, enfermeras y estudiantes que colaboran con ella, lo hacen como voluntarios.
El guión de la película se basa en uno de los casos en que intervino el matrimonio Warren, ocurrido en 1971. Los Warren afirmaron que en Harrisville, Rhode Island, el hogar de la familia Perron estaba siendo acechado por una bruja llamada Bathsheba (Joseph Bishara), que vivió allí a principios del siglo XIX. De acuerdo con los Warren, Bathsheba Sheldon maldijo la tierra cuando su esposo la encontró frente a la chimenea sacrificando a su hijo, declarando su amor por Satanás (posteriormente se suicidó), para que cualquiera que viviera allí muriera de alguna forma.
Con una lograda ambientación, la película nos envuelve totalmente en un clima de espeluznante terror que no necesita acudir a los efectismos típicos de este tipo de films para ponernos en absoluta tensión. Ni secuencias rebuscadas, ni el recurso a la sangre y la casquería, ni la música o el volumen altos, ni las apariciones sorpresivas, le resultan necesarias para que el miedo se vaya apoderando del espectador. Al contrario, muchas veces sabemos o intuímos de antemano que algo va a pasar en el siguiente plano y no por ello decae la sensación que ya ha logrado dominarnos.
Expediente Warren es una gran película de terror que hará las delicias de los aficionados al género, porque realmente pone los pelos de punta. En la línea de los grandes títulos de este tema (Al final de la escalera, El exorcista...), su factura técnica es impecable y está muy bien interpretada, los personajes resultan muy reales y, sobre todo, sabe mantener la tensión a lo largo de toda la proyección.
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