miércoles, 12 de septiembre de 2018

MARÍA ESTUARDO

Inglaterra, siglo XVI. Después de enviudar, María Estuardo (Katharine Hepburn) abandona Francia y regresa a Escocia, dispuesta a ocupar el trono del que es heredera. Pero los conflictos se acumulan: la nobleza le es hostil, empezando por su hermanastro James Stuart, conde de Moray (Ian Keith), y, además, su apego al catolicismo choca con la fe que predica John Knox (Moroni Olsen), fundador de la Iglesia presbiteriana de Escocia, lo que acabará enfrentándola con él y despertando el recelo de los protestantes. Por otro lado, su prima Isabel Tudor (Florence Eldridge), hija ilegítima de Enrique VIII, fruto de sus amores con Ana Bolena, teme que reclame sus derechos a la corona inglesa. Su único aliado es el conde Bothwell (Fredric March), comandante de las tropas escocesas, hombre enérgico aunque no muy querido por el resto de la nobleza, de quien se enamora, aunque por razones de estado tendrá que casarse con el decadente Lord Danley (Douglas Walton), que acaba muriendo asesinado, algo que aprovechan los enemigos de María, encabezados por Knox, para hacerla responsable de la muerte de su esposo.
Tras una revuelta de la nobleza, la reina es apresada y recluída, para, al final caer en manos de los ingleses. María declina la oferta de su prima Isabel que está dispuesta a perdonarla siempre que renuncie a sus derechos a la corona de Inglaterra. María sabe que el trono, debido a la falta de descendencia de Isabel, acabará siendo para su hijo y por ello, está dispuesta a ofrendar su propia vida a cambio de que un día su descendiente porte la corona del reino.


El guión se basa en una obra de teatro de Maxwell Anderson, escrita en verso blanco, estrenada en Nueva York el 27 de noviembre de 1933, que tuvo 248 representaciones.


Película bastante decepcionante que se coloca entre las menos relevantes de Ford. Aunque muchos críticos hablan de la confrontación que se hace entre la mujer que vivió en plenitud su condición de tal, frente a Isabel, la llamada Reina Virgen, que sacrificó sentimientos por ejercer el poder, yo creo que en el fondo tratan de encontrarle valores que no tiene la película que se pierde en su estructura teatral, con un montón de diálogos bastante insustanciales y que si no fuera por la presencia de Katharine Hepburn, estaría más olvidada de lo que ya lo está.
Ford se recrea en unos cuantos primeros planos del encantador rostro de la actriz y nos ofrece alguna escena que sobresale de las demás, como la impresionante subida al cadalso de María.
Por lo demás, una película bastante normalita.




2 comentarios:

  1. Muy cierto lo que dices, que sino fuera por Katharine Hepburn, creo que igual ya no estaba ni en la hemerotecas.

    Salud Trecce.

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